SEBASTIÃO SALGADO Y SU LENTE HUMANISTA, UNA VIDA DEDICADA A LA FOTOGRAFÍA

Falleció a sus 81 años el fotoperiodista brasileño Sebastião Salgado dejando tras de sí, no solo un contenido fotográfico sin igual, pero también su mirada humanista, sensible y comprometida frente al mundo.

SEBASTIÃO SALGADO Y SU LENTE HUMANISTA, UNA VIDA DEDICADA A LA FOTOGRAFÍA

Sebastião, nacido en Aimorés, Brasil, fue un observador del mundo y un firme defensor de la dignidad humana y del medioambiente. Aunque su formación académica fue en economía —se graduó en la Universidad de São Paulo y obtuvo un doctorado en París—, su destino cambió a principios de los años setenta, cuando descubrió la fotografía durante sus viajes por África como parte de su trabajo en la Organización Internacional del Café. A partir de entonces, dedicó su vida a capturar con su cámara las realidades más profundas.

 

Desde sus inicios como fotoperiodista en agencias como Sygma, Gamma y más tarde Magnum, Salgado desarrolló un enfoque documental riguroso que se caracterizó por la presentación de sus obras en series, evitando el aislamiento de las imágenes individuales. Este método le permitió abordar de forma integral temas como la pobreza, la migración, el trabajo y la degradación ambiental. Entre sus proyectos más reconocidos se encuentran Sahel: L'homme en détresse (1986), Otras Américas (1986), Una gracia incierta (1990) y Trabajadores (1993), este último un estudio global sobre el ocaso del trabajo manual.

Junto a su esposa y colaboradora, Lélia Wanick Salgado, desarrolló una obra fotográfica de enorme sensibilidad humanista. Además de acompañarlo en todos sus proyectos, Lélia fue cofundadora del Instituto Terra, una organización dedicada a la reforestación en su tierra natal. Desde su creación, esta institución ha contribuido a restaurar el ecosistema del valle del río Doce mediante la plantación de más de tres millones de árboles.

 

En 2010, mientras trabajaba en su ambicioso proyecto Génesis, enfocado en retratar paisajes y culturas intactas del planeta, contrajo una forma particular de malaria en Indonesia. Quince años más tarde, las secuelas de esa enfermedad derivaron en una leucemia severa que, finalmente, causó su muerte a los 81 años.

A lo largo de su vida, Salgado recibió múltiples reconocimientos, pero su mayor legado es una obra que invita a pensar el mundo desde la compasión, la justicia y la conciencia ambiental. Sus imágenes no buscan el impacto fácil: construyen una narrativa ética que interpela sin explotar, que denuncia sin despojar de humanidad a sus protagonistas.

 

 *Imagen de portada: Sebastião Salgado. Día de los Difuntos en San Vicente Nautec, Ecuador, 1982. Regalo del fotógrafo a la W. Eugene Smith Legacy Collection (International Center of Photography).

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