FORMES ET COULEURS 1949-2015: ELLSWORTH KELLY EN FONDATION LOUIS VUITTON, PARIS

Por Patricia Avena Navarro | julio 26, 2024

Con motivo del centenario del nacimiento de Ellsworth Kelly, la Fondation Louis Vuitton rinde homenaje al artista con la muestra “Ellsworth Kelly Formes et Couleurs, 1949-2015”; primera exposición en Francia que aborda de manera tan amplia la obra de este creador imprescindible de la segunda mitad del siglo XX, tanto por su cronología como por las técnicas que reúne. Organizada con el Glenstone Museum (Potomac, Maryland) y en colaboración con el Ellsworth Kelly Studio, reúne más de un centenar de obras, que cubre una amplia gama de medios utilizados por el artista, desde pintura hasta escultura, obras sobre papel, collage y fotografía presentadas en la planta principal y en la planta baja de la Fundación.

FORMES ET COULEURS 1949-2015: ELLSWORTH KELLY EN FONDATION LOUIS VUITTON, PARIS

Considerado uno de los pintores y escultores abstractos estadounidenses más importantes, su carrera está marcada por la independencia de su arte en relación con cualquier escuela o movimiento artístico y por su aportación innovadora a la pintura y escultura del siglo XX. Diez años después de su muerte, sus obras siguen ejerciendo la misma fascinación, mucho más allá de los límites habituales de la pintura. La Fundación Louis Vuitton tiene la fortuna de ser testigo de ello cada día ya que su Auditorio alberga el último encargo realizado por el artista en vida. Diseñado en diálogo con los volúmenes de la arquitectura de Frank Gehry, se conforma por el telón del escenario “Spectrum VIII” y una serie de monocromos rojos, amarillos, azules, verdes y morados que emplazados como notas musicales en las paredes de la sala son una excelente introducción a la exposición.

Agudo observador de la realidad y apasionado de la naturaleza, Ellsworth Kelly nos invita a sumergirnos de lleno en el color. La exposición, rastrea la exploración del artista con la relación entre forma, color, línea y espacio a través de obras esenciales de períodos de transición de su carrera. La diversidad de las obras, presentadas en dos plantas del edificio y casi 1.500 m2, exige escapar de la engañosa sencillez del vocabulario de Ellsworth Kelly y apreciar una obra de sorprendente vitalidad y riqueza. A menudo monocromáticas, aparentemente estrictas en sus líneas, sus obras no surgen de un sistema o de la aplicación de una regla; resultan de una búsqueda visual donde las formas y los colores concuerdan con hedonismo.

 

Entre las obras clave de la exposición se encuentran pinturas tempranas como “Green Table” (colección del Art Institute of Chicago), el primer monocromo producido tras la visita de Ellsworth Kelly a Giverny. En 1952 Kelly descubre las obras maestras de Monet y el efecto fue inmediato; el joven artista queda impactado por el poder de esos lienzos desproporcionados. Amante de la naturaleza intenta, a su vez, capturar la esencia del paisaje creando “Green Table”, obra crucial de la exposición; una pintura horizontal sobre madera enteramente de color verde esmeralda salpicada de algunas sombras y luces más oscuras o más claras. Aunque allí no aparece formalmente ningún elemento natural, el visitante imaginativo puede percibir la sensación del mundo vegetal: una alfombra de césped... Otra obra esencial expuesta es “Painting in Three Panels” (1956, colección del Glenstone Museum), ejemplo representativo del compromiso del pintor con la arquitectura; estos precoces trabajos se exhiben con las series ahora canónicas “Chatham” y “Spectrum”. Destaca también una selección de dibujos de plantas realizados a lo largo de su carrera, así como una selección de fotografías y collages rara vez expuestos. Entre las obras mas destacadas de la muestra se debe citar “Yellow Curve” (1990), obra pionera de la serie de pinturas de suelo a gran escala de Ellsworth Kelly, expuesta en un espacio diseñado a medida para esta ocasión. La instalación, que se extiende sobre 60 m2, es la primera presentación de “Yellow Curve” en Europa desde su creación en 1990 para una exposición en Portikus, Frankfurt.

Continuando con la búsqueda de su antepasado impresionista, Ellsworth Kelly creó su primer monocromo, sin saber que este género lo haría famoso internacionalmente. Durante las siete décadas siguientes, el pintor se distinguió por sus refinadas composiciones que contienen ensamblajes de formas geométricas y áreas planas de colores lisos que deliberadamente alteran el marco ortogonal del cuadro y marcaran la historia de la abstracción pictórica. Fue en París, entre 1948-1954, donde descubrió la dirección de su arte, una simplificación abstracta del cuadro y una interpretación volumétrica de la pintura. Una pintura que sólo adquiere toda su dimensión a través del espacio que la rodea, ya no existe como objeto sino como motivo en la pared. Kelly explota la tela como un elemento arquitectónico, como si tuviera peso y así crea un conjunto de vínculos y relaciones entre formas y colores que constituyen un nuevo equilibrio visual oculto.

El vocabulario artístico de Kelly se basa en dos elementos fundamentales desarrollados durante su estadía en Paris: la forma y el color. El artista secciona su lienzo utilizando formas poligonales y lineas puras, que dibujan mosaicos de cuadrados, rectángulos segmentados en franjas o finas lineas donde los colores aplicados de forma homogénea suelen ser intensos y sus combinaciones contrastantes. Experimenta también con otros ensamblajes: une varios paneles para así crear efectos ópticos o relieves. Del mismo modo, los marcos tradicionales dan paso fácilmente a círculos o triángulos, las lineas rectas se transforman en curvas y sus ángulos se ensanchan o se redondean; superando las limitaciones impuestas por el marco tradicional de la pintura sus «pinturas-objetos» van más allá del marco formal. “Red White”(1962) y “Black Panel with White Curve”(1989) ilustran el sentido desarrollado de la geometría y la proporción que caracteriza sus composiciones.

Colorista excepcional, la paleta de Kelly se distingue de las gamas cromáticas mas oscuras que dominaron la pintura estadounidense a finales de los años 40 y principio de los 50 como es el caso de “Spectrum I» a través de la cual explora la compleja cuestión del efecto de armonización dentro del espectro de colores. Utilizando el color y la forma para estimular los sentidos y provocar reacciones emocionales, Kelly enriquece sus abstracciones cuidadosamente calibradas introduciendo resonancias con el juego de formas, colores y luces que pueblan nuestra vida diaria.

Si a mediados del siglo XX el mundo del arte americano solo apuesta por el expresionismo abstracto, la obra de Kelly está lejos de las explosiones pictóricas de sus compatriotas Pollock o De Kooning. Kelly prepara minuciosamente sus composiciones antes de su creación, prefiriendo la observación atenta de la realidad que le rodea; buscó explorar los vínculos entre las formas, los colores, el espacio y la linea y una vez finalizado el trabajo, su relación con el espacio de la pared o eventualmente del suelo. Una estética de la que no se apartará a lo largo de su carrera. Falsamente simplistas, sus pinturas esconden en realidad un gran dominio del gesto y de la línea; y por minimalistas que sean sus abstracciones atrapan al visitante, logran cautivarlo, lo sacuden sutilmente ocasionándole un estado de emoción y contemplación para abrir nuevas posibilidades y entrever nuevos sentidos. Ver lo que era imposible llegar a ver: la realidad en su abstracción máxima más allá del plano.