EL MICROMUSEO DE ARTE CONTEMPORANEA DELLA TUSCIA INAUGURA OBRA IN SITU DE IVÁN NAVARRO

Se trata de un pequeño pueblo en la zona de lo que se conoce como Tuscia, en la frontera entre las Regiones de la Umbría y del Lazio , corazón de Italia central. En la antigua Torre de Sipicciano, de origen medieval, utilizada durante tres décadas para iluminar la ciudad distribuyendo desde su sede la energía eléctrica, fue abandonada en los años setenta, pero aún se la conoce como Torre Enel o ex Torre Enel y es hoy la sede del MicroMuseo de arte contemporáneo de Tuscia, fundado por Antonio Arévalo, poeta, crítico, curador de arte contemporáneo y ex Agregado Cultural en la Embajada de Chile en Italia.

El fundador explica: “Dado que la torre era la fuente de luz de todo el pueblo, el primer artista en involucrarse en el proyecto no podía ser otro que Iván Navarro, un artista que ha marcado con su firma la investigación en el campo de la luz. Iván Navarro utiliza la luz como materia prima, transformando los objetos en esculturas eléctricas que modifican el espacio expositivo a través de la interacción visual. Entonces, ¿qué mejor que invitar a un artista como él a inaugurar esta experiencia? Su obra es ciertamente lúdica, pero también se caracteriza por las ideas de poder, control y confinamiento. Las instalaciones de Iván Navarro nos devuelven el misterio y el valor simbólico de la energía ancestral”.

Iván Navarro (nacido en Santiago de Chile en 1972) vive y trabaja en Nueva York desde 1997. En 2009, representó a Chile en la Bienal de Venecia. Ha sido objeto de exposiciones individuales en el Museo de la Ciudad de Jersey, Nueva Jersey (2005 y 2007); Centro Cultural Matucana 100, Santiago, Chile (2007); Taller y Museo de Telas, Filadelfia (2008); Towner Gallery, Eastbourne, Reino Unido (2009); Centro de Arte Caja de Burgos, Burgos, España (2010); Museo de Arte Patricia y Phillip Frost, Miami (2012). Navarro crea esculturas y cajas de luz utilizando luces de neón, sistemas fluorescentes e incluso fuentes incandescentes. Aunque la luz fluorescente y el uso de espejos fascinan inicialmente al espectador y casi constituyen una invitación a entrar, su estructura compositiva juega con el engaño perceptivo: la obra nos deja en el umbral de una pregunta que permanece abierta y sin respuesta definitiva. La poética de su obra utiliza la luz como herramienta y guía para el observador.