UN ECOSISTEMA DE TERRITORIOS UNIDOS. LA MUESTRA COLECTIVA EN CARA

Center for Art, Reserch and Alliances (CARA), presenta la exposición And we learn to keep the soil wet (Y aprendemos a mantener la tierra húmeda), que reúne las prácticas de nueve artistas comprometidos con una ética de la intimidad y la reciprocidad.

UN ECOSISTEMA DE TERRITORIOS UNIDOS. LA MUESTRA COLECTIVA EN CARA

Estos artistas experimentan con vocabularios visuales y sonoros que consideran la naturaleza, el cuerpo y la tecnología no como territorios divididos, sino como producto de solidaridades y conciliaciones. Las obras de esta exposición reflexionan sobre la importancia del pensamiento relacional y de sentir más allá de lo humano, recuperando y alimentando los vínculos entre las personas y otras formas de vida. Desarrollar estas conexiones expansivas es un proceso de construcción colectiva del mundo enraizado en el cuidado.

 

El suelo y lo corpóreo, por ejemplo, manifiestan estas formas de interdependencia. Son portadores de historias de violencia a la vez que alimentan ciclos de crecimiento y decadencia que actúan como catalizadores para transformar las relaciones sociales y racializadas. Desde distintas perspectivas, Antonio Henrique Amaral, Ane Graff, Timothy Yanick Hunter, Kite, Ana María Millán, Ebony G. Patterson, Khari Johnson Ricks, Suellen Rocca y Zheng Bo desafían sus territorios dados o impuestos a través de obras que han crecido a partir de arquitecturas emocionales, como el espacio de los sueños, la resistencia de los bosques, los recuerdos de la carne y las conexiones entre las tripas y el cerebro.

 

La exposición avanza hacia estructuras alternativas de parentesco. Invita a imaginar un mundo rebosante de alegría queer, donde el placer pueda actuar como conducto de liberación del capitalismo racial. Soñar con un mundo así requiere comprender que la creación de significados y conocimientos somáticos y artificiales es algo que todos los seres practican tanto en entornos construidos como naturales. Se nos invita, por tanto, a ampliar el alcance de nuestra atención, creando nodos de simpatía entre las performatividades cotidianas y la enormidad de los ecosistemas. Mediante la insistencia en la porosidad, estas obras encarnan la interconexión fuera de las estructuras de opresión; donde la tierra y lo visceral son mutuamente dependientes, donde la tecnología se funde con el mundo natural y donde la reciprocidad moviliza la solidaridad. Estas formas ampliadas de comunidad forman parte de la transformación continua de los sistemas de vida de la Tierra.

 

Esta exposición forma parte de las reflexiones en curso del CARA sobre cómo las definiciones universalizadas del cuerpo han adquirido un predominio cultural y se han mantenido a través de procesos de opresión y borrado. En su lugar, la institución espera considerar el cuerpo y su entorno como organismos porosos, en procesos continuos de co-creación e influencia. De este modo podemos empezar a avanzar hacia un mundo que honre la diversidad de la vida, entendiendo que preservar y cuidar la Tierra también significa cuidar a todos los seres que la habitan.

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