LO ARBITRARIO CREANDO LO NECESARIO

Por Jorge Villacorta. Crítico y curador de arte | mayo 05, 2023

Mateo López (n. 1978), artista colombiano de muy destacada trayectoria, expone de manera individual en Lima, por primera vez. Pasado futurista es el título de su exposición, que ha tenido como curadores a María Wills y a Julien Petit, y llega con el sello del Museo Miguel Urrutia de Bogotá.

LO ARBITRARIO CREANDO LO NECESARIO

La situación que la exposición genera en el MAC de Barranco es la de un auténtico cruce de caminos visuales, algunos reconociblemente artístico-históricos, otros no, pero todos relanzados al futuro: el visitante camina en una sala con aire a un museo etnográfico que no contiene objetos sino diseños, en el que vemos prototipos de dispositivos para una cultura inteligente y hedonista del futuro. Lo potente es que en los diseños más prominentes, el artista cultiva y articula un parentesco con la cultura material de las etnias originarias de la Amazonía. Hay en los trabajos exhibidos una frescura lúdica no exenta de un acento irónico que desmantela seriamente cualquier confusión con lo exótico. Emergen los contornos de una 'colección' de objetos complejos; de una materialidad alternativa que tiene raíz amazónica; que acoge a patrones decorativos, de culto o no, funcionales o no; y en la que parecieran hallar cabida varias capas culturales de lo no occidental. Lo fascinante de la actitud de Mateo López es que en Pasado futurista, todo está en trayecto abierto, y nada está acabado y cerrado. Todo se halla en rotación. Todo apunta a que empieza un ciclo.

 

El cuerpo es aquí la medida de todo, y testigo de parte. Hay un atuendo ritual en el molde de un terno de fieltro de Beuys. Y lo que está desarmado sobre la tarima, ¿es un 'bicho' de Lygia Clarke? Varias piezas escultóricas son parcialmente vistas a través del filtro de la referencia a los papeles pintados en vivos colores planos, y recortados, de la última etapa de Henri Matisse. Algo sugiere a la mirada una relación con alguna máscara de Marcel Janco para el Cabaret Voltaire, y mucho de lo presentado hace eco de vestuario y utilería del ballet triádico de Schlemmer, con fondo de perfiles lineales y fragmentos de escenografías de Eisenstein para Meyerhold. Se despliega un conjunto de diez delicadas maquetas de escenarios a escala reducida, en finísimas visualizaciones gráficas sin profundidad, para mostrar un contexto espacial de sentido de la representación y del ornamento.

Las piezas de videodanza que presenta con el título de Cuerpos desobedientes (2020), han sido realizadas en colaboración de Ana María Perdomo Contreras, Lobadys Pérez Morena y Melissa Álvarez Wilches, y llevan música eminentemente percusiva de Ramón Berrocal, ejecutada en batería como instrumento principal. Incluso tratándose de obras colaborativas, el sello de la práctica artística de López, centrado en el dibujo, las coloca en contrapunto con las esculturas, objetos, diseños y sutiles instalaciones, algunas realmente mínimas, con las que comparten sala. Desde el inicio de estas desobediencias corporales, el solitario bailarín sentado en una escalera sorprende con una coreografía para brazos de solista: hace con ellos una secuencia de movimientos de entrecruzamiento angulares, que al zanjar con una noción de plasticidad, dibujan en el aire cortándolo con un lenguaje ansioso, como de reflejos o de tics irreprimibles, volcado hacia afuera, que no construye una dimensión subjetiva. Por otro lado, la pieza que transcurre en una Sala de Recursos o de Documentación institucional es un genuino cuestionamiento del cuerpo a partir del humor. Una vez más, en un momento preciso, la coreografía de brazos para trío de bailarines se impone, y los tres medios cuerpos recuerdan a los de investigadores derrotados por el sueño, en sus mesas de trabajo, impedidos de alcanzar reposo, pues sus reflejos sacuden su cuerpo hasta hacer que se reincorporen en su asiento. Por el solo hecho de hallarse los tres ejecutantes sentados ante sendas mesas, los brazos y las cabezas dibujan caídas hacia el tablero y sobresaltos de resorte. La coreografía se enfoca sobre el comportamiento de la parte superior del cuerpo cuando la vence el cansancio: el peso muerto de la cabeza obliga a usar la mesa como soporte, pero se yergue de un salto, y empieza la repetición. Dentro de este segmento de Cuerpos desobedientes, la coreografía para cuerpo de bailarina sobre tablero de mesa impacta por la manera en la que el cuerpo femenino ejecutante se ciñe a la superficie rectangular acotada de la mesa, para nerviosamente medirse con la geometría y palpable y físicamente hacer un reconocimiento de sus limitaciones. El ángulo de la cámara digital produce por instantes la percepción de un conflicto-contienda de cuerpo humano y mobiliario.

 

Pasado Futurista. Exposición de Mateo López.

 

Hasta el 25 de junio de 2023.

 

Con la curaduría de María Wills y Julien Petit.

 

Museo de Arte Contemporáneo de Lima (MAC Lima). Av. Grau 1511, Barranco, Lima, Perú.

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