EN DIÁLOGO: ROSARIO ZORRAQUIN, NOEMÍ GERSTEIN Y CECILIA MARCOVICH
ISLA FLOTANTE presentó la exhibición Ronda, el segundo diálogo de artistas de su programa con maestros: Rosario Zorraquin dialogará con obras de Noemí Gerstein y Cecilia Marcovich.
En esta muestra las flechas van en todas direcciones: una marcha de frente puede ser también contramarcha, contramarcha puede ser algo formal, solo líneas…. o muchas contramarchas a la vez, todas superpuestas. Así es formalmente el Glosario que Rosario empezó en una publicación de 2014, y que ensayaba una especie de comunicación por ruido, una comunicación por pinches. Ese lenguaje, en la clave de las escrituras de Mirtha Dermisache y otrxs, hoy se recompone en dibujos por capas y aparece el tacto, y una variación con un fin: poder leer las historias de torturas y contramarchas en la historia de (…) La exposición es también un punto de reunión para la escenificación de este lenguaje llevado al relieve, ronda de lectura entre Noemí, Cecilia y Rosario, y ahí la sala se transforma en cueva.
El ejercicio, porque lo es, de juntar obras de tres artistas, no deja de lado resaltar un Yo, que es el de Rosario… Susana Thénon habla del “Yo soy Yo y mis Perifericos”. Los Periféricos son los que todavía tenes la opción de elegir, pero que no por eso ocupan un lugar menor. La intensidad pasa siempre en la periferia y va hacia el centro. Cecilia Marcovich, fundó una escuela, por la que pasó rápidamente María Moreno, y en ese borde se armó algo de su pararse torcidita. La escuela de Cecilia fue pionera de lo que hoy conocemos como clínica de obra, no solo una alternativa a los canales de educación oficial, sino un centro de experimentación que cruzó generaciones y personalidades, donde no solo se trabajaba desde la técnica, sino que también desde la conversación y las palabras.
Marcovich no se quedó quieta, cuando estuvo en Brasil fue por la fisonomía del cuerpo, otra época, cuando estuvo por acá se acercó a retratar algo de esas multitudes espontáneas de la calle, en ronda o todas mirando para adelante. Hizo marchas solo de mujeres, en color y en blanco y negro… y optó por la ronda. Noemi Gerstein es la otra periférica, que según Claudio Iglesias en ella “lo gótico es como un órgano un tanto sumergido listo para emitir graves y agudos sonidos que viajarán por el aire con sus tonos azules y violetas”. Casi en un sentimiento oceanico, sus esculturas que prefirieron el hierro podían ir de la maternidad, a la guerra, de la figuración metafísica a los lugares comunes del amor. Pero sobre todo construyó un lenguaje con apoyo de formas y llegando a lo que Osvaldo Svanancini llamó un “simbolismo silencioso”. Los dibujos de Rosario superponen imágenes de líneas, que no son recuerdos, que tampoco son visiones. Están en la distancia afectiva perfecta: la ajena al cadáver exquisito, la medidamente autobiográfica. Son líneas para seguir más con los dedos que con la vista: o con los ojos que están en la punta de cada uno de los dedos, como repite Diana Aisenberg.
No hay una idea de referentes, menos aún una intención de rescate, o un rescate a la inversa: ellas nos rescatan a nosotras, como diría Diana Bellesi: “Como si me picara una víbora salto y digo: ellas me rescatan a mi. En realidad, me han construido, no habría, si no, identificación emocional posible, y la lengua del poema sería lengua muerta.”
–Santiago Villanueva, creador del proyecto.
RONDA, en diálogo con obras de Noemí Gerstein y Cecilia Marcovich.
Hasta finales de abril, 2024.
Galería ISLA FLOTANTE. Viamonte 776, Buenos Aires, Argentina.