REFLEXIONES SOBRE EL DESPOJO EN EL MAC PANAMÁ
Pies bajo fuego: sobre el espejo es la exposición en dos partes del MAC Panamá. Cuenta con la curaduría de Miguel A. López y explora la noción multivalente de despojo y sus formas de representación a través de un conjunto de obras en video de la última década.
El despojo es entendido aquí como un largo proceso histórico que tiene como uno de sus inicios la apropiación de tierras durante el periodo colonial, el cual vino de la mano de la destrucción, la extracción de recursos y la expropiación de la fuerza de trabajo de numerosas comunidades colonizadas. Muchas de las obras reunidas aquí elaboran sobre las consecuencias actuales de ese proceso que persiste en un modelo económico neoliberal, sus aspiraciones de crecimiento infinito y sus perspectivas antropocéntricas y patriarcales.
El título de la exposición está tomado del video de Lungiswa Gqunta, Pies bajo el fuego (2017), el cual muestra las piernas de la artista balanceándose en un columpio sobre un lecho de trozos de carbón. En su desplazamiento pendular, los cepillos adheridos a sus zapatos se aproximan peligrosamente al carbón como si intentara hacer saltar una chispa. Un fuego en potencia que alude a los devastadores incendios que destruyen todo a su paso –incluidos los incendios producto del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Las doce obras de esta exposición, presentada en dos partes, compuestas de bloques formados por parejas de videos en diálogo, profundizan en los varios y contradictorios significados de este concepto desde diferentes generaciones y geografías. Los videos ponen énfasis en aspectos como la minería, la propiedad, el privilegio blanco, el cercamiento de tierras, la migración forzada, las tecnologías queer, la memoria colectiva, el deseo sexual, la pertenencia, el futuro, la autodeterminación y la supervivencia.
A diferencia de los discursos mediáticos que presentan el colapso medioambiental y climático como un evento por venir, varias de estas piezas nos recuerdan que la crisis es en realidad un proceso histórico de violencia que tiene cientos de años ocurriendo en el planeta –algo que la teórica Elizabeth Povinelli llama certeramente como una catástrofe ancestral, en donde la violencia colonial y racial fue experimentada primero por numerosos pueblos indígenas y otras comunidades colonizadas.
Primera parte: 1 de febrero al 19 de mayo, 2024.
Artistas: Seba Calfuqueo, Milko Delgado, Elyla, Lungiswa Gqunta, Elena Tejada-Herrera, y Stephanie Williams.
La primera pareja, compuesta por las obras de Lungiswa Gqunta (Sudáfrica) y Stephanie Williams (Costa Rica) utilizan una estética del juego infantil (el columpio o el cuento infantil) para elaborar sobre la historia del territorio y la memoria poscolonial: ambas evocan un paisaje marcado por la opresión, la precariedad y la inequidad sistemática. Las obras de Seba Calfuqueo (Chile) y Elyla (Nicaragua), incluidas en el segundo bloque, proponen una revisión queer de la historia, las resistencias anticoloniales y el impacto del mestizaje en el borramiento de la disidencia sexual. En el tercer bloque, las obras de Elena Tejada-Herrera (Perú) y Milko Delgado (Panamá), subrayan el impacto de las industrias extractivas y su persistencia tóxica en los cuerpos, ya sea a través de la extracción de metales pesados en los Andes o de la industria bananera que ha marcado la historia de Centroamérica y el Caribe.
Segunda parte: 23 de mayo al 11 de agosto, 2024.
Artistas: Karrabing Film Collective, Sandra Monterroso, Gabriela Novoa, Naomi Rincón Gallardo, Cauleen Smith, y Sin Wai Kin.
El cuarto bloque pone en conversación el trabajo de Karrabing Film Collective (Australia) y Naomi Rincón Gallardo (México), dos proyectos caracterizados por la construcción de paisajes psicodélicos que alegorizan las formas de toxicidad del capitalismo. La obra de Cauleen Smith (Estados Unidos) y Sandra Monterroso (Guatemala), presentadas en el quinto bloque, exploran utopías feministas afrodiaspóricas e indígenas, a través de escenarios poéticos que evocan tanto la generosidad radical y la construcción de comunidad, así como los linajes de autoridad y poder femeninos. Finalmente, las obras de Sin Wai Kin (Canadá) y Gabriela Novoa (El Salvador) reunidas en el bloque final ensayan formas de fantasía antipatriarcal y deseo sexual no normativo que confrontan y desmantelan la misoginia y el racismo estructural de la sociedad.