ANCESTRALIDAD NECESARIA EN ANTONIO PICHILLÁ

Por Álvaro de Benito | abril 08, 2025

Antonio Pichillá (San Pedro de La Laguna, Guatemala) plantea un retorno generalizado a lo atávico y lo ancestral en su obra reciente, expuesta en las dos sedes que la galería Memoria posee en Madrid bajo el título de Abuela materna. Esta vuelta debe ser entendida en un concepto mucho más amplio que el de la construcción o defensa de una identidad originaria para poder abarcar la totalidad del sentido que el artista plantea a través de su trabajo.

ANCESTRALIDAD NECESARIA EN ANTONIO PICHILLÁ

Existen en sus obras elementos que ahondan en lo colectivo, en la comunidad como parte integral de ese desarrollo y que aboga por reconocer el papel de cada miembro dentro de ese espacio relacional, cada punto familiar o de conexión con la naturaleza. Sin este proceso, que parte del entendimiento de sus raíces maya tz’utujil, es difícil acercarse al criterio con el que el guatemalteco inunda su propuesta.

 

Enraizado en ese proceso cultural como parte de la construcción estética, Pichillá recoge el testigo y, en parte, el trabajo encomendado de proseguir con una transmisión generacional. Este factor resalta en sus obras, reverenciando la capacidad del textil como muestra instrumental de esa tradición, pero también como la formulación de una identidad que, más allá del exotismo exógeno, reclama el reconocimiento de lo original.

Existe un sustrato en la obra que conforma esta exposición que lleva irremediablemente a pensar en la capacidad de readaptación y redefinición de su lenguaje tras haber estado expuesto el artista a los cánones occidentales que imperan en el arte contemporáneo. Ese conocimiento adquirido lo aplicará a las técnicas tradicionales de la confección textil, aglutinando los procesos que dan vida a una propuesta eminentemente ancestral en el resultado y que convive en un circuito distinto que puede poner en riesgo su concepción original.

 

El textil y el tejer están presentes como un elemento único, como técnica válida de por sí, sin necesidad de más explicaciones que las que pueda tener una investigación semiótica o de códigos, pero también confluye en las obras sustentadas en lienzo. Podría verse aquí ese sincretismo que yace reflejado en un soporte más arquetípico y que, sin embargo, resulta en gran impacto técnico y cromático.

 

Los elementos audiovisuales que se exhiben en la sede de Carabanchel abordan esta conexión de manera didáctica más que expositiva, pero ayudan a la comprensión de un entorno que roza, desde el punto de vista antropológico occidental, la museografía más clásica: un espacio de muestra tradicional y científica. Radica ahí ese juego de aislamiento o de descontextualización como hilo reflexivo, pero también como símbolo de la aceptación de lo primigenio y de su dignificación como proceso artístico.

Abuela materna, de Antonio Pichillá, puede verse hasta el 17 de mayo en la galería MEMORIA, Piamonte, 19 y Morenés Arteaga, 18, Madrid (España).

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