ARTISTAS DE LATINOAMÉRICA EN ESPAÑA: APUNTES DE UNA INVESTIGACIÓN
Por Mónica Sotos
¿De qué se tratan las sucesivas diásporas de artistas latinoamericanos a España desde los últimos años previos al comienzo del siglo XXI hasta el presente? Artículo 1 de una serie de 3.
Antes de empezar…
Como nota introductoria al lector quiero aclarar que este es el primero de tres artículos que surgen de una investigación en curso en el marco de la academia.
Con esta serie de artículos busco recoger las sucesivas diásporas de artistas latinoamericanos a España desde los últimos años previos al comienzo del siglo XXI hasta el presente. Como toda compleja recopilación que recoja procesos de transculturación y que corresponde a presentes decoloniales, nos han provocado echar la vista atrás para adentrarnos en analizar los diferentes motivos de los flujos migratorios por los que muchas generaciones de creadores residieron aquí: desde la formación en estudios superiores, sucesivas crisis económicas y/o motivos políticos hasta razones más prosaicas.
Este marco de reflexión tiene como objetivo evidenciar la desarticulación o modificación de las prácticas generadas en el tejido cultural gracias a las aportaciones, tanto de los procesos artísticos como de pensamiento, producidos en territorio español y que ha provocado un viraje en la dramaturgia decolonial y antirracista en los espacios museográficos y/o espacios independientes y en las prácticas de las instituciones.
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María María Acha-Kutscher. “Derruidas” del proyecto “Womankind”. Cortesía de la artista
Tres casos singulares antes de los dosmiles
Antes de subrayar algunos de los creadores que llegaron al territorio nacional desde principios de la primera década del siglo, no podemos dejar de señalar tres creadores que sobresalen en relación con su vínculo temporal con España: el cubano Waldo Balart (Banes, Cuba, 1931-Madrid, España, 2025), que estuvo 53 años viviendo y trabajando en Madrid hasta su fallecimiento este año; el argentino Matías Costa (Buenos Aires, Argentina, 1973), que se acerca a los cincuenta; y el chiapaneco Carlos Vidal (Chiapas, México, 1957), que el año próximo cumplirá cuarenta años afincado en Madrid.
El primero, con una fascinante historia personal que lo llevó a salir de La Habana en 1959 y que tras su paso por la escena de Nueva York en los 60 —con vínculos con Warhol entre otros—, llegó a España unos pocos años antes de la muerte de Franco. Este miembro destacado del arte concreto, cuya obra se encuentra entre otros en el MOMA, estuvo produciendo ininterrumpidamente hasta sus 94 años en su estudio del madrileño barrio de Lavapiés y la galería Casado Santapau le estuvo representando durante más de una década en España.
Por otro lado, como parte de la diáspora causada por la dictadura militar argentina, llegó Costa (Buenos Aires, 1973) a España en 1977. Su corpus de obra fotográfica ha estado centrado en cuestiones vinculadas al exilio, el desarraigo y la orfandad y apunta a alguna de las cuestiones que preocupan en la reflexión final de esta serie de artículos: ¿cuándo deja un ciudadano, a pesar de la nacionalidad adquirida, de ser visibilizado como un migrante o creador extranjero? La exposición retrospectiva Solo, en el Canal de Isabel II en 2020 y curada por Carlos Martín, recogía entre otras series su propia historia familiar de exilio en sus cuadernos de campo. El galardonado con el WorldPressPhoto presentó hasta el 21 de septiembre su último proyecto curatorial, Afterwork en PHE, en Alcalá de Henares, precisamente indagando sobre el viaje y su relación con el creador.
Vidal, por su parte, tras formarse en la Esmeralda y en San Carlos en México y posteriormente en Roma, cursó el doctorado en la UCM a mediados de los 80. Estuvo presente en la mayoría de las colectivas de la escena pictórica española de finales de los 90 con evidente influencia de la ola de la pintura figurativa surgida en los años setenta con casi contemporáneos como Chema Cobo o Carlos Franco. Con este último expuso en el ICME, con Miguel Cereceda de comisario, en una de las tres ocasiones en las que el artista mexicano, miembro del Sistema Nacional de Creadores y con más arraigo en España, fuera apoyado por esta institución de más de tres lustros de historia.
Finales de los 90. El paso por España de tres casos de creadores mexicanos
España se adentra en los años 90 en un aparente proceso de cambio y modernización, y que ahora se nos antoja complicado encontrar una narrativa positiva en muchos aspectos, pero que se visualizó como país receptor de algunos de los grandes nombres latinoamericanos. En ese entonces llegarían el artista méxico-canadiense Rafael Lozanno-Hemer (Ciudad de México, México, 1967) y su connacional Ximena Labra (Ciudad de México, México, 1972), en 1992 y 1998, respectivamente, el primero a Madrid y la segunda a Barcelona. El inabarcable, laureado e internacional artista multimedia fue impulsor de los premios Beep de inteligencia artificial que creara la Fundación Telefónica quien años después de vivir aquí le dedicara la importante retrospectiva Abstracción Biométrica en 2014. Aunque su estudio está afincado en Montreal y sus impresionantes intervenciones a gran escala se presentan a lo largo de todo el planeta, afortunadamente, su representación con la galería Max Estrella hace que todos los años puedan ser vistas sus últimas producciones en Madrid y que él mantenga un estrecho vínculo con el sector artístico local fruto de la docena de años afincado en Madrid profesionalmente —sin incluir algunos años de su adolescencia—.
Una jovencísima Ximena Labra iniciará su carrera en España con su primera individual hace veinticinco años en el Instituto de México en España. Desde su residencia en el País Vasco y luego en Barcelona, donde cursó su doctorado e hizo importantes proyectos en Madrid, Gerona o León con curadores como Martí Perán —en Perdidos en el Espacio, con otros artistas de su generación como Artemio (Artemio Narro, Reynosa, México, 1976) que, sin afincarse tuvieron residencias sucesivas en Madrid— o desarrollando importantes acciones en espacio público, como su intervención en el aeropuerto de Denver, en 2013; la performance Si yo fuera edificio, en el MUAC en 2023; o su instalación Tlatelolco Public Space Odyssey, en el Centro Cultural los Pinos en 2020 y cuyo proyecto reflexiona y cuestiona la utilidad de los monumentos conmemorativos.
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Rafael Lozano-Hemmer. "Border Tuner / Sintonizador Fronterizo, Relational Architecture 23", 2019. Installation across the US-Mexico border, with one station in Ciudad Juárez, Chihuahua and the other in El Paso, Texas. Foto Monica Lozano. Cortesía del artista
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Rafael Lozano-Hemmer. "Pulse Topology", 2021. Foto de su exhibición en San Francisco, California, Estados Unidos, 2023. Foto de Barak Shrama. Cortesía del Artista
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Ximena Labra. Taltelolco , 2020. Centro cultural Los Pinos. Cortesía de la artista
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Ximena Labra.To those who go, 2012. Aeropuerto de Denver, EEUU
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Bosco Sodi. Uno, 2022. Exhibición "What goes around comes around". Palazzo Vendrami, Venecia. Cortesía del artista
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Bosco Sodi. Vista de exhibición. Galería Hilario Galguera 2019. México. Cortesía del artista
También en Barcelona se instalaría por casi ocho años a principios del siglo Bosco Sodi (Ciudad de México, México, 1970), bebiendo de los informalistas en esa su primera etapa eminentemente pictórica en su producción y trabajando con la galería Carles Tache hasta su desarrollo como escultor de mayor escala desde sus estudios de Nueva York, Grecia o Ciudad de México y la creación de Casa Wabi para apoyar a artista con residencias en la costa oaxaqueña. Volvió recientemente a Madrid con su galería Hilaro Galguera.
Dos artistas mujeres trascendentes y originarias de Perú a destacar
La nueva narrativa decolonial imperante se visibiliza en la compra de piezas por el Museo Reina Sofía, fundamentalmente en los últimos cinco años, de artistas latinoamericanos, entre ellos dos artistas que es necesario citar: María María Acha-Kutscher (Lima, Perú, 1968) y Sandra Gamarra (Lima, Perú, 1972). La limeña nacionalizada española María María Acha-Kutscher llegó en 2001 a Madrid desde México, donde su familia se trasladó desde Perú. Nieta del filósofo y crítico Juan Acha, tiene en su haber una tradición familiar de alta cultura y en su propio cuerpo transita esa diáspora a lo largo de varios territorios. Durante los veinticuatro años de carrera artística ejercida desde España y representada en los últimos años por la galería catalana ADN, ha transitado por muy diversos escenarios, desde los míticos espacios independientes como el Ojo Atómico hasta la creación del Antimuseo, junto a su pareja el artista Tomás Ruiz Rivas.
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María María Acha-Kutscher. Vista de exhibición "WomanKind" de la serie "Indignadas", 2024. Galería ADN, Barcelona. Cortesía de la artista. Carteles de la serie "Indignadas" dentro del programa extramuros del [M]UMoCA
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María María Acha Kutscher. Vista WomanKind, Galería ADN, 2024. Cortesía de la artista
La artista, cuyo corpus de obra está vinculado a la mujer y sus reivindicaciones, entró en la colección del Museo Reina Sofía en 2021. Su carrera se ha desarrollado fundamentalmente internacionalmente, aunque no ha dejado de tener importantes muestras individuales en España como Womankind, en La Malagueta de Málaga en 2023 y curada por Sema d’Acosta, o estar incluida en ese mismo año con su mítica serie Indignadas, en la muestra Arte contra la violencia machista-Tantas mujeres en una misma, en La Nau de la Universidad de Valencia. Cabe citar su inclusión en Vasos Comunicantes: Colección 1881 -2021, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, aunque podríamos reflexionar por qué no se la incluyó en Giro Gráfico cuando su obra tiene una evidente militancia y relación directa con los movimientos sociales y sus reivindicaciones.
Un año después llegó la también peruana nacionalizada española Sandra Gamarra, quien representó a España en el Pabellón de España en la 60ª Bienal de Venecia de 2024 con el proyecto Pinacoteca Migrante, un ejercicio que ha significado la primera ocasión que una artista migrante fungiera como representante del estado español en una cita de esta envergadura. La muestra, precisamente, abarca una importante reflexión sobre los modos de representación coloniales y tuvo su antecedente tres años antes en la muestra Buen Gobierno, en Alcalá 31, comisariadas ambas por Agustín Pérez Rubio. El Ministerio de Cultura ha presentado con gran acierto el proyecto de Venecia adaptado a las salas de la Biblioteca Nacional de España y se podrá ver hasta el 14 de septiembre en Madrid.
Mexicanos afincados antes del desembarco de ARCO México
En 2003 llegaron los mexicanos César Martínez Silva (Ciudad de México, México, 1962) y Ugo Martínez Lázaro (Ciudad de México, México, 1974), el primero para cursar su doctorado en Cuenca —aunque lo alargase hasta más de ocho años logrando tejer un fuerte vínculo con la escena local que lo ha hecho venir a exponer innumerables veces desde su individual en el Conde Duque en 2004—. Lo comprobamos con una sala abarrotada en la presentación de su más reciente publicación Mexpaña. Nos-otros mismos el año pasado, resultado de una investigación que derivó en una exposición en torno precisamente a los 500 años de relaciones interculturales e interafectivas entre México y España. Sus pinturas con pólvora, performances e hinchables, que todavía se recuerdan en la capital, fueron recogidas recientemente en la revisión de su obra La Idea y la Odisea —de nuevo la idea del viaje—, en el Ex Teresa Arte Actual.
Martínez Lázaro terminó formando una familia y quedarse estos últimos veintidós años participando fundamentalmente en iniciativas independientes organizadas por artistas, como la segunda edición de Aragón Park, en 2021, o su individual The Holy Mountain, en Ramón Luján, en 2022, que reflexionaba sobre símbolos mesoamericanos como el maíz o lo sagrado en pleno barrio de Usera. RPM –acrónimo de “revoluciones por minuto”, fue su última exposición en Casa de América, en 2024.
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César Martínez Silva. "Monarquía global comestible: el cacao de la otra moneda". Alteración de la obra de Carlos V a caballo en Mühlberg (1548, pintada por Tiziano). Cortesía del artista
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Ugo Martínez Lazaro. "The Holy Mountain", 2022. Vista de la instalación en el espacio Ramón Luján
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Ugo Martínez Lázaro. Vista de instalación en Aragon Park, 2021. Cortesía del artista
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Hisae Ikenaga. Archaeological Manufacturing, 2022. Rotondes 2, Luxemburgo. Cortesía de la artista
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Hisae Ikenaga. Vista de exposición. Vista “In between". Galería Max Estrella, 2025
Cabe citar que ambos fueron programados en el ICME con proyectos individuales en el caso del más joven, contando como curador al galerista estrechamente vinculado a México, Fernando Cordero de la Lastra quien, junto a la teórica y galerista mexicana Issa Benítez Dueñas —afincada durante años en Madrid también a principios de la primera década del siglo—, introdujeron importantes nombres de la práctica artística contemporánea en la capital.
Ocho años vivió en Madrid Hisae Ikenaga (Ciudad de México, México, 1977), después de cursar un postgrado en Barcelona. Obtuvo, desde su primera individual en el 2007, importantes reconocimientos, como Generaciones 2008 o Jóvenes Creadores, que la absorbieron inmediatamente como una más de su brillante generación. Tras un periodo de tres años en Francia, desde 2019 vive en Luxemburgo. Cabe citar el premio LEAP obtenido en 2020 y la muestra Archaeological manufacturing, en 2022 en el luxemburgués Rotondes. Tras trabajar con Formato Cómodo, actualmente lo hace en la capital española con Max Estrella. Su obra multidisciplinar se adentra entre otras cuestiones en el análisis de los procesos industriales frente a los procesos de producción manual, y en los últimos años se ha cuestionado la representación de los objetos cerámicos en los museos y su funcionalidad.
Inicios de la diáspora cubana y otros casos de notable relevancia
Alexandre Arrechea (Trinidad, Cuba,1970) que, junto con sus colegas del Instituto Superior de Arte de La Habana ISA Dagoberto Rodríguez (Caibarién, Cuba, 1969) y Marco Castillo (Camagüey, Cuba, 1971), había creado en 1992 el mítico grupo Los Carpinteros, justo tras la desintegración de la Unión Soviética, se instaló en Madrid en el 2005. Había tenido presencia en España desde que en 1997 ganase el primer premio de la Fundación Argentaria en ARCO y ha sido representado por la galería madrileña Casado Santapau desde 2006 y por LNS en Miami. Sus obras reflejan aspectos geopolíticos de la vigilancia y el control, y junto a Carlos Garaicoa (La Habana, Cuba, 1967) y Elio Rodríguez Valdés (La Habana, Cuba, 1966), son los precedentes a la gran diáspora cubana que vendrían a lo largo de los siguientes veinte años a España.
La mayoría de edad alcanza a dos artistas que tuvieron mucho que ver en instaurar la dinámica de los open estudios en la capital. Carlos Garaicoa (La Habana, Cuba,1967) y Marlon de Azambuja (Porto Alegre, Brasil, 1978) invitaron a muchos colegas a presentar su obra en sus respectivos estudios de entonces en la plaza de Pedro Zerolo y en la calle Puebla. Lo que 18 años después es una práctica totalmente normalizada, fundamentalmente en el distrito madrileño de Carabanchel, a la par de desarrollar una importante carrera personal, ambos apostaron por el apoyo para exhibir las obras de artistas de distintas latitudes cuando los espacios institucionales les relegaban sus espacios a creadores consagrados.
Garaicoa expuso en el CA2M mucho antes que muchos artistas locales de su generación, y a lo largo de su estancia en Madrid ha ejercido como una verdadera embajada cubana en la capital apoyando a artistas cubanos de distintas generaciones. Cabe citar su más reciente exposición en Es Baluard en 2024 con David Barro, con quien produjo una intervención en los patios del Conde Duque en 2021. De Azambuja, ahora afincado en París, estuvo desarrollando la curaduría de espacio OTR donde muchos artistas latinoamericanos afincados posteriormente tuvieron su primera oportunidad para visibilizar su trabajo. Una vez más, Alberto de Juan tuvo la visión de apostar por su producción y representarlo durante varios años.
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Carlos Garaicoa. "Familia", 2023. XVI Bienal de Cuenca, Ecuador. Cortesía del artista
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Carlos Garaicoa. Vista de exhibición "Contrapeso". Galería Filomena Soares de Lisboa, 2022. Cortesía del artista
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Marlon de Azambuja. "Núcleo", 2024. Al Ballad, Yeda Arabia Saudí
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Marlon de Azambuja. "Nocturna", 2022. Salón Nacional Colombia. Museo Ibague
Un año después llegaron para quedarse a territorio ibérico el cubano Elio Rodríguez Valdés y Alexandre Apóstol (Barquisimeto, Venezuela,1969). El primero, afincado en Elche, desde donde ha producido profusamente para exhibir su obra principalmente en Estados Unidos y su país natal, aunque recientemente ha tenido importantes muestras retrospectivas como la que el Museo de la Universidad de Alicante MUA de Alicante le dedicará en 2022. Él supuso la voz afrodescendiente visible desde los 90 con la vigencia y pertinencia que se manifiesta actualmente. Cuando llegó a España, siguió trabajando con toda la temática de desmontar los mitos de lo caribeño desde la periferia por lo que considero que no ha sido suficientemente reconocido en el panorama nacional, aunque en los últimos años ha participado en distintas iniciativas organizadas por artistas en la capital española. El imaginario negro cubano y la ceiba como árbol ritual con poderes ancestrales que habitan en la selva lo llevaron a invadir espacios expositivos como la espectacular instalación en el Museo de Pitssburgh, en 2010, o el Centro Wifredo Lam. Es parte de la muestra Dogma a partir del 27 de septiembre en el espacio autogestionado la Caja Muda de Carabanchel junto a otros colegas cubanos residentes en España, afianzando con este ejemplo más en que las iniciativas con agentes latinoamericanos están desplazando la atención hacia la periferia.
Apóstol, por su parte, fue de los artistas latinoamericanos que, junto a Ikenaga, Labra y Gamarra entre otros, expusiera en 2008 en la iniciativa que organizara el maestro del arte conceptual Joseph Kosuth en la Casa Encendida bajo la dirección de José Guirao. Al fin creí entender, Located Work fue un proyecto fundamental que, mediante procesos de práctica colaborativa, entre creadores residentes, resulta con la perspectiva del tiempo pionero en la visibilidad de la presencia en España de artistas de distintas latitudes. Ganador de la Bienal de Cuenca en 2023, su obra ahonda en los prejuicios hacia la comunidad LGTBIQ+ y los totalitarismos. Su icónica pieza Dramatis personae, que fue exhibida por primera vez en la XII Bienal de Shanghai con Cuauhtémoc Medina como curador, ingresó en la colección del CA2M en 2023.
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Elio Rodriguez Valdés. CeibaNegra. 2010 Museum Pitssburgh, EEUU. Cortesía del artista
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Elio Rodríguez Valdés. Jungla Santera, 2021. Escultura Blanda, 150 x 150 x 20 cm. Cortesía del artista
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Alexander Aposto. Régimen, A dramatics personae. Vista de instalación Bienal de Shangai, 2018. Cortesía del artista
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Alexander Apóstol. Vista de exposición "Postura y geometría en la era de la autocracia tropical". Museo CA2M, 2022. Cortesía del artista
La potencia transformadora desde la práctica artística e intelectual de muchos colegas migrantes ha ido configurando nuevas realidades. Aunque me interesa visibilizar cómo se producen esas desarticulaciones que vienen desmontando y cuestionando —no olvidemos— desde la práctica hacia arriba, hacia el museo o hacia la institución, no quería dejar de señalar la parte que aportan las reflexiones generadas por parte de los intelectuales, críticos y académicos. Señalar, por tanto, las aportaciones de los cubanos Iván de la Nuez (La Habana, 1964) y Omar-Pascual Castillo (La Habana, 1971) que, desde el norte y el sur, respectivamente, construyeron en el CCCB o La Virreina, uno, y en el CAAM de Canarias, el otro. También merecen mención el investigador argentino Rodrigo Gutiérrez Viñuales (Resistencia, 1967), catedrático de Arte Latinoamericano en la Universidad de Granada, por sus aportaciones en el ámbito académico y la curaduría, y el colombiano Carlos Jiménez Moreno (Cali, 1947), este último con más de cuarenta y cinco años entre nosotros, sin el cual la crítica y la curaduría nacional carecería de sus brillantes y significativas aportaciones.
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Mónica Sotos es licenciada en BBAA por la UCM. De la práctica artística deriva a la práctica curatorial especializándose en creadores mexicanos a los que promueve desde la coordinación de artes visuales del ICME desde el año 2000. En los últimos 25 años ha desarrollado proyectos curatoriales y de gestión en torno a cuestiones de territorio y género estableciendo puentes hacia y desde Latinoamérica.
Ha comisariado exposiciones en el marco de festivales internacionales de fotografía, arquitectura, diseño y de género; Ha desarrollado un programa de charlas con creadores, moderado mesas redondas, impartido clases y conferencias en varias ediciones del Máster de Gestión Cultural de la Fábrica, el programa Cultura Curada de la Universidad de la Comunicación (México), y en el Seminario de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Granada, entre otros. Actualmente es docente en el Máster MUPIA de la Universidad Miguel Hernández. Como gestora tiene más de 30 años de experiencia con alrededor de 400 exposiciones con más de 800 artistas en instituciones públicas y privadas.

