OLGA DE AMARAL EN FONDATION CARTIER POUR L'ART CONTEMPORAIN
Impactante y enigmática, es la primera gran retrospectiva en Europa que la Fundación Cartier de Arte Contemporáneo presenta de Olga de Amaral, figura clave del panorama artístico colombiano y del Fiber Art. La exposición, reúne cerca de 90 obras creadas entre la década de 1960 y la actualidad, muchas de las cuales nunca han sido presentadas fuera de Colombia.
Además de las vibrantes creaciones en láminas de oro que contribuyeron en gran medida a la fama de la artista, la exposición revela sus primeras investigaciones y experimentos textiles, así como sus piezas monumentales. Aunque reconocida internacionalmente, la obra de Olga de Amaral rara vez se ha presentado en Europa. La exhibición ofrece un enfoque nuevo y completo de la carrera de la artista y revela toda la complejidad de su práctica. Sin seguir un recorrido estrictamente cronológico, destaca sus diferentes períodos artísticos: desde sus investigaciones formales -sobre la cuadrícula, el color-, hasta sus experimentos -sobre los materiales y la escala-, pasando por las influencias que la nutrieron -arte constructivista, artesanía latinoamericana, época precolombina-. Con esta muestra, la Fundación Cartier revela el valor de este arte textil, durante mucho tiempo relegado a un segundo plano, dado que se percibe sobre todo como un arte decorativo practicado principalmente por mujeres. En estrecho vínculo con la dinámica del arte abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial, sin duda, las ambiciosas creaciones de Olga de Amaral presentadas en esta retrospectiva se alejan del marco convencional del tapiz tradicional y muestra en particular su contribución esencial a la vanguardia artística de los años 1960, 1970 y 1980.
Nacida en 1932 en Bogotá, Olga de Amaral es una figura emblemática del panorama artístico colombiano. Tras licenciarse en arquitectura, continuó sus estudios en la Academia Cranbrook, -1954- 1955- en Estados Unidos, cercana a la enseñanza de la Bauhaus alemana. Allí descubrió el arte textil en el taller de tejido de Marianne Strengell, artista y diseñadora finlandesa-estadounidense que fue una de las primeras en fomentar la estructura y la cuadrícula de los textiles sobre los patrones; dicho encuentro la condujo a desarrollar un profundo interés por el color y llevar a cabo experimentos radicales con la materia, la composición y la geometría. A su regreso a Colombia en 1955, combinó este aprendizaje con el conocimiento de los antiguos textiles de su país y desplegó un estilo espontáneo y expansivo inspirado en la historia y los paisajes de su tierra natal: las altas mesetas de la cordillera de los Andes, los valles y vastas llanuras tropicales inspiran sus obras con sus formas y tonos. Dos grandes series presentadas en la exposición expresan especialmente este interés: las Estelas y las Brumas. Iniciadas en 1996, las Estelas toman la forma de estelas doradas, compuestas por una estructura tejida en algodón muy rígido y recubierta con una gruesa capa de yeso, adicionando luego pintura acrílica y láminas de oro que casi hacen olvidar la tela. En el 2013, Olga de Amaral inició una nueva serie titulada Brumas, tejidos aéreos en tres dimensiones, ligeramente en movimiento y que revelan motivos geométricos simples pintados directamente sobre los hilos de algodón. Esta vez, se trata de una nube, una fina lluvia de color que la artista nos invita a atravesar.
Desde los años 60, Olga de Amaral explora incansablemente los materiales textiles en todas sus formas -lino, algodón, crin de caballo, yeso, láminas de oro o paladio- y practica multitud de técnicas como el tejido, el anudado, el trenzado o el entrelazado de hilos, marcando así con su enfoque una verdadera revolución dentro del arte textil para crear inmensas obras tridimensionales. Inclasificable, su arte se inspira tanto en los principios modernistas, que descubrió en la Academia de Artes de Cranbrook en Estados Unidos, como en las tradiciones vernáculas de su país y en el arte precolombino. Después de presentar seis obras de la serie Brumas en el marco de la exposición Géométries Sud en 2018, la Fundación Cartier recorre toda la carrera de Olga de Amaral y celebra a quien marcó una verdadera revolución en el arte textil. Instalaciones monumentales y piezas tridimensionales cubiertas de oro y plata nos transportan a su universo iridiscente donde las altas tradiciones populares nativas americanas se mezclan con la brillante geometría de la abstracción. Las piezas de tejidos atraen la atención por sus colores y la forma en que reflejan la luz que sólo el movimiento de los hilos puede permitir.
Fue en los años 1970 cuando Olga de Amaral descubrió, a través de su amiga la ceramista Lucie Rie, la técnica japonesa del kintsugi, que consiste en reparar un objeto resaltando sus fallas con polvo de oro. Este metal rápidamente se convirtió en uno de sus materiales favoritos, permitiéndole transformar el tejido en una superficie iridiscente que difracta y refleja la luz; procedimiento que la inspiró para varias de sus piezas como Fragmentos Completos, que está recubierta con este precioso material.
Para darle toda su grandeza al arte de Olga de Amaral, la arquitecta franco-libanesa Lina Ghotmeh se atrevió a crear una escenografía espectacular donde los espacios se equilibran para resaltar las monumentales instalaciones textiles, junto con sus creaciones mas pequeñas. En la planta baja del edificio de Jean Nouvel, rodeada por el jardín de Lothar Baumgarten, creó un paisaje de piedras de pizarra en bruto que unen el interior y el exterior y que definen el espacio para las extraordinarias obras textiles de la artista. En el segundo espacio, de la planta baja, el espectador descubre las Brumas -2013- suspendidas del techo. Aquí, Olga de Amaral nos ofrece una representación metafórica del aire y el agua cuyos hilos recubiertos de yeso y pintura acrílica ondulan y recuerdan la fina lluvia que sigue a la niebla. En cuanto a la planta inferior, como para integrarse mejor en el mundo de Olga de Amaral, el visitante entra a través de una especie de capullo de colores oscuros, un ambiente casi embrionario propicio a la intimidad con las obras presentadas. La arquitectura de este espacio evoca una espiral, motivo que se encuentra en varias piezas de esta visionaria artista colombiana para guiar al espectador hacia un espacio envolvente, donde se va desarrollando poco a poco todas las investigaciones de la artista. Jugando con los contrastes, las escalas y la ubicación de los lienzos, a ras del suelo o suspendidas, la escenografía cuenta la historia de la obra de la artista tejiendo a su vez el espacio de la Fundación Cartier.
A fuerza de entrelazar los horizontes de su Colombia natal y las ruinas de una civilización pasada, Olga de Amaral, estrella del Fiber Art de 92 años, continúa interrogándonos sobre el espacio y el tiempo, y nos hechiza como un mago en una atmósfera dorada, aérea, iridiscente como un tesoro inca. Una propuesta mestiza, híbrida y de encuentro de diversidades, con un profundo interés por la presencia de lo ancestral y lo espiritual en todos los aspectos de la naturaleza, próximos al mundo mítico-mágico fundados en la cultura precolombina. Sus obras abstractas y monumentales se liberan de la pared y rechazan cualquier categorización: al mismo tiempo pinturas, esculturas, instalaciones y arquitecturas envuelven al público en el universo sensorial e íntimo de la artista ofreciendo un dialogo con nuestra memoria, nuestros sentidos y el paisaje que nos rodea. Creaciones atemporales que cautivan al visitante y lo invitan a la reflexión y la meditación; lo sumergen en un momento atemporal, rico en emociones y sensaciones. El curso de reflexión que sigue Olga de Amaral se manifiesta en sus obras inéditas a gran escala, las que suscitan la curiosidad, el desplazamiento de la mirada y despiertan los sentidos, imponiendo una lectura progresiva y atenta, un tiempo para la obra.