SAPUCAY MARICA: ENTREVISTA A LORENZO GONZÁLEZ BALTAZAR

Por María Galarza

Lorenzo González Baltazar es uno de los artistas que formará parte de la sección NEXT | Fuera de Foco junto a la galería Primor, dentro de Pinta BAphoto. Presenta su proyecto Sapucay Marica, con fotografías que capturan la convivencia de lo rural y lo queer, la performance y la tradición, lo íntimo y lo colectivo.

SAPUCAY MARICA: ENTREVISTA A LORENZO GONZÁLEZ BALTAZAR

¿Cuál es el rol de la fotografía en tu obra y cómo modifica la percepción de las intervenciones que realizás en los espacios?

 

Mis inicios en la fotografía son un tanto accidentales. Al principio realizaba intervenciones en el espacio público, a partir de esculturas y maquetas de pequeña escala. Sentía la necesidad de registrarlas, de buscar una imagen diferente. La fotografía aparece en esta idea de tratar de percibir el espacio en el cual estas intervenciones se insertaban y lo que encontré fue una búsqueda de generar una ilusión que en la realidad no pasaba. Lo que podía hacer yo era unir ambos espacios, agacharme con la mirada para ver más de cerca las maquetas y esculturas, pero ver desde esa perspectiva toda la ciudad: invertir proporciones.

 

Ese proyecto se inspiró en el trabajo de Berni, en donde se tomaron los materiales y las historias de la periferia, pero en vez de ser pinturas gigantes son intervenciones tridimensionales diminutas. Contaban relatos de los espacios urbanos que están junto a nosotros, pero que no percibimos: estas intervenciones incluso quedaron bastante tiempo y la gente los pisaba, no las veía, por ahí eran los niños los que lo encontraban y se quedaban jugando.

 

Comencé a sacar fotografías desde esa búsqueda, jugando con estos personajes en miniatura que parecían estar a la escala de la ciudad. Una ilusión óptica. La fotografía venía a invertir proporciones para ver esas esculturas en primer plano y mostrarnos que son parte de la ciudad. Eso aportó la fotografía, una mirada que quizás era medio imposible a nivel escala.

 

Después empiezo a aparecer yo en esas imágenes y, en consecuencia, mi propia historia.

 

¿De qué se trata tu propuesta para esta edición de Pinta BAphoto, en la sección NEXT | Fuera de Foco junto a la galería Primor?

 

En esta edición de pinta BAphoto presento mi último proyecto, Sapucay Marica en el cual indago sobre las identidades LGBTQ+ y no binarias en la ruralidad correntina, a partir de mi propia experiencia. Yo nací en Yapeyú (Corrientes, Argentina), y crecí trabajando con mi familia en el campo. Estas imágenes vienen a reinterpretar estas memorias poniéndole otro color y jugando con la performatividad del cuerpo. Se van narrando distintas situaciones cotidianas, como carnear un chancho o cultivar sandías. Hay algo del viaje también: cómo salir de ahí y cómo volver.

 

Hay una influencia bastante marcada de Marcos López o Pedro Almodóvar. Pero a mí lo que me interesa era mostrar mi propia historia, retratarme a mí mismo en una performatividad e identidad que no suele estar relacionada con lo rural. Lo marica, las feminidades o estas formas de masculinidades no están visualizadas en este ámbito entonces propongo un personaje que soy yo, o mi alter ego Sapucay. Me gusta pensar en algo que decía Susan Sontag sobre la fotografía: si bien puede estar armada, puede ser teatral, son una captura de una realidad que efectivamente sucedió. Yo estuve ahí, vestido de esa manera, realizando esas acciones y las registré: de alguna forma son reales. En este proyecto me gusta eso de la fotografía, que es un testimonio real de algo que es ficcional pero que sucedió.

Yapeyú es un lugar cargado de historia, tanto personal como nacional. ¿De qué manera se entrelaza esa historia con tu trabajo? ¿Cómo crees que ese paisaje y esos recuerdos influenciaron tu visión artística?

 

De chico siempre nos enseñaron mucho sobre José de San Martín, por haber nacido en Yapeyú. Para mí era alguien más de la familia. Está plagado de lugares muy significativos, con un anclaje histórico que es importante para mí. Pensaba en las memorias, más allá de la historia, en las pequeñas subjetividades de esa época y qué relación tienen conmigo hoy, me hace pensar cuáles son mis luchas hoy.

 

A veces mis padres que me dicen “no te metas en esto o no opines de tal cosa” y yo les respondo: “¿por qué haría eso si me enseñaron a que había que luchar por lo que uno quiere?”. Esa cultura “sanmartiniana” la aprendí de chico. También pienso en esas tradiciones atadas a la historia: bailar chamamé o realizar cabalgatas. Hoy en día vuelvo a esos lugares mucho más seguro de mí, con ganas de sentirlos propios para volver a conectar con esas acciones a partir de mi obra.

En tu obra parecés jugar mucho con las dualidades: ruralidad y urbanidad, lo íntimo y lo colectivo, la familia y la identidad personal. ¿Cómo dialogan estas tensiones en tu proceso creativo?

 

Siempre pienso que hay un amplio espectro de las cosas. No todo es blanco ni negro, pero, en la cotidianidad o cuando uno simplifica, se puede llegar a caer en esos lugares. Me gusta indagar y mezclar, que vuelvan a aparecer esos grises u otros colores. Y eso es un poco lo que trato de hacer en mi trabajo. Con mis fotografías retrato un personaje con una identidad que está cruzada por muchas cosas. De hecho, cuando pienso en mi performatividad a veces tiene rasgos más masculinos, por momentos más femeninos, y a veces no parece nada, es algo en sí mismo. Me gusta habitar desde ese lugar.

 

Además, me parece loco que se mezclen varias sensaciones. En otros proyectos estaba el dolor como gran movilizador, pero ahora se superpone con la alegría, con el goce, hay una cosa más divertida y lúdica, sin perder sus acentos o gotas amargas.

 

¿Qué papel juegan los interrogantes en tu obra?

 

Si hay algo que podemos hacer mejor es preguntar, no dar las cosas por hecho. Hacerle una pregunta a otro es también hacerse una pregunta a uno mismo. En mi trabajo, lo que encabeza este proyecto es la pregunta ¿qué sucede alrededor? Y que puedo hacer suceder con este alrededor.

 

¿Cómo fue la experiencia de autogestionar y participar en diversos espacios artísticos, y qué importancia crees que tiene la autogestión para los artistas emergentes en la actualidad?

 

A veces cuando hablo con artistas de mayor trayectoria me cuentan la falta de canales en otras épocas para desarrollar la carrera. Hoy en día, por suerte, hay muchos más: desde las redes sociales hasta las convocatorias. Algo que sucedió en mi caso es que yo inicié mi carrera en la periferia del circuito, en donde la autogestión es fundamental porque no hay espacio, uno tiene que hacer todo. Fue necesidad contextual. Para mí es fundamental el trabajo colaborativo en este tipo de proyectos de autogestión.

 

Además, también desarrollo de forma autogestiva espacios de trabajo de residencias en Yapeyú junto a mi hermano Francisco. Y, también, clínicas para artistas donde trabajamos sobre proyectos artísticos, planificación de carrera, cómo presentarse a concursos o convocatorias y otros procesos de investigación también. 

*Esta entrevista se realizó en colaboración con Pinta BAphoto, en el marco de la realización del ciclo de videos OPEN FILES.