SEBASTIÁN VIDAL MACKINSON: “LA CURADURÍA ES UN PROCESO DE SENSIBILIDAD E INTELIGENCIA COLECTIVA”

Por María Galarza

BAphoto –la feria de fotografía más importante de la región– presenta como novedad la sección RADAR, con la curaduría de Sebastián Vidal Mackinson. En diálogo con Arte al Día, Sebastián profundiza sobre la diversidad de enfoques en la fotografía actual y su crecimiento como medio capaz de dialogar con otras formas de expresión artística.

SEBASTIÁN VIDAL MACKINSON: “LA CURADURÍA ES UN PROCESO DE SENSIBILIDAD E INTELIGENCIA COLECTIVA”

RADAR busca visibilizar a una generación de artistas que exploran el lenguaje fotográfico de manera procesual y cultural. ¿Cómo seleccionaste a los artistas que forman parte de esta sección? ¿Qué criterios o inquietudes estéticas y conceptuales fueron clave para inaugurar esta sección en la feria?

 

En el marco del vigésimo aniversario de Pinta BAphoto, la propuesta comenzó con la idea de homenajear la gesta de la continuidad ininterrumpida de una feria de fotografía contemporánea. A su vez, poner en radar a poéticas, en la gran mayoría de los casos, de artistas argentinas y argentinos de mediana generación vinculadas por galerías. Es decir, un triple homenaje por agentes e instituciones que vienen apostando por la fotografía contemporánea desde hace años: artistas, galerías y la feria. En este marco, me interesó buscar y plantear proximidades entre poéticas artísticas. Estas cercanías pueden ser formales, operacionales, conceptuales y de extenuación lingüística. El resultado son objetos visuales que albergan miradas artísticas situadas que diagraman con diversos problemas culturales como son la relación con la naturaleza, el cuerpo humano, la ocupación del tiempo, el estatuto de la artista y el artista en nuestra sociedad, la contemplación, el acceso a la información, la vinculación con el entorno urbano y el cosmos.

¿Qué cambios observaste en la evolución de la fotografía como medio dentro del arte contemporáneo argentino, especialmente en las últimas décadas? ¿Cómo creés que proyectos como RADAR pueden influir en esa evolución?

 

No estoy seguro si hablaría de evolución sino más de extenuación lingüística. Hay una mirada clara de que la práctica fotográfica forma parte ineludible del arte contemporáneo desde hace varias décadas. La circulación de la fotografía dentro del arte actual, particularmente en nuestra coyuntura donde las imágenes circulan frenéticamente a través de diversos medios, se ha expandido hasta borrar límites disciplinares y, al mismo tiempo, se ha focalizado en pensarse como un lenguaje artístico con sus propias especificidades.

 

RADAR es una excelente plataforma que da a ver prácticas de artistas contemporáneas y contemporáneos que trabajan con estas premisas dentro de su horizonte poético.

En el caso de la fotografía, ¿cómo ves que los artistas argentinos están dialogando con tendencias globales sin perder su singularidad local?

 

El arte argentino es muy sofisticado. Es amplio en diversidad de medios, tópicos, problemas artísticos con los que trabaja. Son muchas las comunidades de agentes artísticos, curatoriales, historiográficos, de crítica, de gestión pública y privada que conforman una escena cultural robusta siempre en movimiento. Una escena con las características del ímpetu y frenesí que tenemos y cuidamos dialoga necesariamente con miradas de otras latitudes sin perder su singularidad. Nuestra memoria artística, al mismo tiempo, es frondosa y, en gran medida, se debe a los desarrollos profesionales que se han llevado adelante en los últimos años. Encuentro que el diálogo intergeneracional, federal, regional, transnacional y global es fructífero y en mutua correspondencia.

 

Realizaste la curaduría de exposiciones con una gran variedad de temáticas, desde la ecología hasta el cuerpo y la identidad. ¿Qué temas son los que más te interesan actualmente como curador y cómo influencian tu manera de seleccionar artistas y obras?

 

Hay problemas culturales que me interesan demasiado y encuentro que sus ramificaciones artísticas son complejas y muy estimulantes. En términos generales, la pregunta por la incidencia del proyecto moderno, con su carácter utópico y segregacionista al mismo tiempo en nuestra sociedad y en la región, asume un lugar importante en mi hacer curatorial. 

¿Cómo ves el rol de la colaboración en la curaduría contemporánea? ¿Qué considerás que aporta el diálogo entre diferentes actores del ecosistema artístico?

 

La curaduría es un proceso de sensibilidad e inteligencia colectiva. Sin dudas saber trabajar colectivamente es capital: los aportes de cada persona (fuera artista, gestor, montajista, restaurador, iluminador, diseñador, etc.) son fundamentales. Más allá de los roles que se ocupan en cada proyecto, en este tipo de trabajos cada persona tiene la oportunidad de brindar su mirada sostenida en saberes y conocimientos madurados en el estudio y la práctica que confluyen en un producto cultural abierto a lo público que se dinamiza con la mirada del espectador.

 

¿Qué proyecciones o expectativas tenés para el futuro de RADAR como plataforma curatorial?

 

Es una excelente plataforma curatorial y estoy seguro de que será parte fundamental del desarrollo curatorial situado en nuestro país.