QUIPU GUT – LA INSTALACIÓN DE CECILIA VICUÑA EN PAMM
Quipu Gut de Cecilia Vicuña es una gran escultura colgante de lana sin hilar teñida totalmente de rojo, realizada en 2017 e inspirada por el antiguo sistema quipu que llegó al Pérez Art Museum en Miami.
Quipu Gut (Tripa de quipu) forma parte de una familia de estructuras de quipus rojos que la artista ha venido creando desde Quipu menstrual (2006); el color implica la relación con “la sangre de los glaciares” destruidos por la minería. Estos quipus rojos también hablan del agua, la sangre y la feminidad, manifestadas como poéticas hebras y fluidos de energía. Quipu Gut (2017) es uno de dos quipus comisionados para documenta 14; se expuso en Documenta Halle en Kassel, Alemania. Quipu Womb (2017), la segunda obra comisionada, se expuso en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Atenas. Ambas rinden “honor a una tradición religiosa sincrética que, a través del cordón umbilical de simbolismo menstrual, conecta a las diosas madres andinas con las mitologías marinas de la antigua Grecia”. La mitología se manifiesta de un modo espiritual en lo que Vicuña llama su “poema espacial” —construido con 50 hebras enormes de lana sin hilar, teñidas de rojo y anudadas rítmicamente a lo largo de sus casi 33 pies de largo—, enlazando historias compartidas, prácticas textiles indígenas, rituales y activismo ambiental.
Cecilia Vicuña es una poeta y artista que creció en la comuna chilena de La Florida, en el valle del Maipo. En una familia de artistas e intelectuales, escuchó desde temprano relatos de la persecución y encarcelación de los que luchaban por la justicia social bajo gobiernos cada vez más conservadores. Entre 1972 y 1973, mientras estudiaba en la Slade School of Fine Art de Londres con beca del British Council, el golpe de estado dirigido por el general Augusto Pinochet, comandante en jefe del ejército chileno, inauguró 17 años de dictadura militar en su país. Vicuña optó por permanecer exiliada en Londres, donde expuso su trabajo en el Institute of Contemporary Arts y publicó su primer libro, Sabor a mí (1973). En esa época estaba inmersa en el activismo político contra el fascismo y la violación de derechos humanos en Chile y otros países.
En 1975 regresó a América del Sur y se radicó en Bogotá, Colombia, donde emprendió un camino de redescubrimiento creativo centrado en el arte y la cultura indígenas. Para ese tiempo resurgió su interés en el quipu (del quechua “nudo”), que desde entonces ha sido fuente constante de inspiración para ella. El quipu, un antiguo instrumento de comunicación andino donde se registra información por medio de cuerdas con nudos, estuvo prohibido durante el período colonial español en América del Sur. Vicuña aludió al quipu por primera vez en su diario en 1965, con la frase “el quipu que no recuerda nada”. Conocimiento, sabiduría y memoria se funden en su concepción creativa y poética del quipu, que ha generado subsiguientes iteraciones y manifestaciones de dicho antiguo dispositivo.