LA EXPERIMENTACIÓN CON COLORES Y FORMAS DE ABRAHAM CRUZVILLEGAS EN KURIMANZUTTO
Abraham Cruzvillegas presenta en Nueva York su segundo proyecto con kurimanzutto. Little Song (Pequeña canción) reúne un nuevo cuerpo de piezas escultóricas creadas en su estudio de Ciudad de México en el último año.
Por primera vez, en este conjunto de obras, Cruzvillegas crea él mismo los colores mediante una combinación de materia orgánica y mineral. El rosa se obtiene triturando, machacando, exprimiendo, goteando y emborronando moras, y el verde mediante la oxidación y transfiguración alquímica del cobre en muchas de sus formas: desde cables recuperados, céntimos olvidados y restos de tuberías viejas hasta trozos de placas de grabado, utilizando vinagre, calor y aire.
Formas geométricas fundidas en yeso evidencian los restos de sus experimentos en la creación del color y están recubiertas de cera, al tiempo que contienen las composiciones de piezas recogidas de la historia vital del artista: un corcho de champán de una cena con amigos, discos de música de España, cuerdas de crin de caballo de una residencia en Tequila, esponjas orgánicas pintadas para una exposición en Grecia, retazos de cuadros reutilizados, cintas de regalos, correas de cuero, cables USB, entre otros muchos objetos que recomponen fragmentos de la existencia de Cruzvillegas.
Dentro del espacio de la galería, estas formas cuelgan de techos y paredes, se extienden por el suelo, algunas están conectadas entre sí y otras se sostienen solas sobre patas tubulares de cobre. Algunos de los objetos pueden manipularse de distintas formas y se modificarán a lo largo de la exposición. Este es un testimonio de la fascinación permanente del artista por utilizar el espacio de diferentes maneras y probar todas las combinaciones posibles en su obra.
Una voluntad central de este proyecto es ser testigo de la transformación, ya que intenta comprender el proceso de cambio a través de la energía y la interacción entre la materia, incluido él mismo. Además, el artista intenta dar testimonio de las muchas formas en que utilizamos nuestras manos, incluyendo el trabajo y el placer, por lo que incorpora muchos elementos artesanales, herramientas manuales utilizadas para crear otros objetos y trozos de instrumentos musicales, y pruebas de alegría, como tapones de botellas de cerveza, pelotas, juguetes, caracolas y semillas. La mano y sus capacidades están presentes en todas las composiciones y ofrecen un amplio espectro de actividades que forman parte de la vida cotidiana de todo el mundo, incluido el artista. El uso de herramientas, como característica distintiva que nos separa de otros primates, ha sido una parte importante de la investigación del artista a lo largo de los años y ha sido retratado de forma literal, alegórica y abstracta a través de su obra, con el placer como motor.
El proceso artístico de Abraham Cruzvillegas está profundamente influido por su entorno; más que definirse por un medio concreto, muchos de sus proyectos están vinculados por la plataforma autoconstrucción, un concepto que se inspira en las ingeniosas, precarias y colaborativas tácticas de construcción puestas en práctica por los habitantes de la Colonia Ajusco, el barrio de su infancia en Ciudad de México. Se apropió de este término en relación con su práctica para describir un enfoque de improvisación inventiva e inestabilidad que presenta el cambio como un estado permanente que surge de la naturaleza caótica y fragmentaria de la vida. La noción evolutiva de autoconstrucción ha dado lugar a su vez a distintos enfoques, como la autodestrucción y la autoconfusión. Estas indagaciones le han llevado a explorar sus propios orígenes y a colaborar con familiares y amigos en una forma muy personal de investigación que se traduce en un proceso constante de aprendizaje: Sobre los materiales, el paisaje, las personas y sobre sí mismo.
Little Song. Exposición individual de Abraham Cruzvillegas.
Hasta el 16 de junio de 2023.
Kurimanzutto. 520 w 20th street, Nueva York, Estados Unidos.