EN TIEMPOS TURBULENTOS, EL RETORNO A LOS CLÁSICOS
Por María Sancho-Arroyo, especialista en mercado de arte
28 de octubre de 2025
Señales de prudencia en un mercado que busca estabilidad.
El mercado del arte vive este otoño de 2025 un momento de cautela sostenida. No se trata de una recuperación, pero tampoco de un retroceso. Los coleccionistas continúan comprando, aunque en el segmento superior al millón de dólares lo hacen con una selectividad cada vez mayor, inclinándose por nombres consolidados, ya sean modernos, contemporáneos o incluso maestros antiguos.
Este cambio se hizo evidente en las principales ferias europeas de la temporada. Art Basel París, que celebró su cuarta edición, fue considerada un éxito y confirmó su posición como el mercado más dinámico de Europa. El ambiente estuvo marcado por la confianza de los coleccionistas, respaldada por la autoridad cultural de París, su sólida infraestructura de lujo y una base institucional fuerte. Un monumental Peter Paul Rubens en el stand de Gagosian simbolizó perfectamente el momento: en tiempos inciertos, la historia da seguridad. No se hizo público su precio de venta, pero se sabe que la misma obra —La Virgen y el Niño con Santa Isabel y San Juan Bautista (ca. 1611–14)— se había vendido en Sotheby’s en 2020 por unos siete millones de dólares. Fue la primera vez que un maestro antiguo de este nivel se presentaba en una feria de Art Basel, algo que solo un galerista del calibre de Gagosian podía lograr.
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Amedeo Modigliani. Courtesy of Art Basel
El interés del mercado también se concentró en los artistas modernos y de posguerra, un segmento que sigue ofreciendo mayor seguridad que el emergente en un contexto de incertidumbre. Hauser & Wirth vendió un Abstraktes Bild (1987) de Gerhard Richter por 23 millones de dólares, una operación que coincidió con la gran retrospectiva del artista en la Fondation Louis Vuitton, muestra de cómo la visibilidad institucional refuerza el valor de mercado. Pace colocó el Jeune fille aux macarons (1918) de Amedeo Modigliani por algo menos de 10 millones, mientras que dos retratos del mismo artista ofrecidos esa misma semana en Sotheby’s París —Elvire en buste y Raymond— alcanzaron los 27 y 10,6 millones de euros respectivamente. Estas cifras confirman que, en tiempos de cautela, la atención se centra en nombres consolidados, con trayectorias probadas y un historial sólido en el mercado.
Al otro lado del Canal, esta tendencia también se hizo visible en Londres. Frieze London tuvo buenos resultados, pero una vez más fue Frieze Masters la que marcó el tono del mercado. En un momento de cautela, el interés se orienta hacia artistas con reconocimiento histórico y trayectoria comprobada. Aunque el arte contemporáneo mantiene su peso, en tiempos de incertidumbre los coleccionistas tienden a mirar atrás, buscando referencias seguras y valores que el tiempo ya ha validado. El formato de Frieze Masters —que reúne obras de distintas épocas, desde la antigüedad hasta el modernismo y las primeras etapas del arte contemporáneo— sigue demostrando que el pasado, más que una referencia, se ha convertido en refugio.
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Hauser & Wirth at Frieze Masters 2025. Courtesy: Frieze. Photograph: Hugo Glendinning
Este año se ha hecho especialmente visible la preferencia de muchos coleccionistas estadounidenses por París frente a Basilea. En lugar de viajar dos veces a Europa, concentran su recorrido en octubre, combinando Frieze London y Art Basel París en una misma semana. Para las galerías, este nuevo ritmo se ha convertido en una realidad tanto logística como estratégica. Sin embargo, no todos se sienten completamente cómodos con el modelo parisino: algunos galeristas comentan que la grandeza y el magnetismo cultural de la ciudad a veces pueden eclipsar el propósito comercial de la feria.
Para responder a esta nueva dinámica, Art Basel introdujo Avant Première, una jornada de acceso anticipado que permitió a cada galería invitar a seis de sus mejores clientes. Como explicó Marc Glimcher, CEO de Pace, “solo puedes participar en una o dos ferias al año donde realmente lleves tu mejor material, porque no hay tanto de ello”. La iniciativa permitió a los grandes coleccionistas ver y comprar antes de la apertura general, reflejando una tendencia más amplia: los galeristas buscan reafirmar los lazos con sus clientes más fieles, aquellos que los han sostenido en los momentos difíciles. La experiencia de la pandemia demostró hasta qué punto esas relaciones a largo plazo son esenciales para la estabilidad de una galería, y las ferias comienzan a crear espacios dedicados a reforzarlas.
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Paul Klee and Francis Picabia. Courtesy of Art Basel
De los cuatro grandes mercados del arte —Estados Unidos, Reino Unido, China y Francia—, solo Francia registró crecimiento en la primera mitad de 2025, confirmando su resiliencia. Este desplazamiento es también consecuencia del Brexit, que ha trasladado parte del comercio europeo del arte de Londres a París, alentando a galerías y coleccionistas a consolidar allí sus operaciones. París ofrece hoy una infraestructura particularmente completa, donde una larga tradición de coleccionismo se combina con una escena contemporánea dinámica, respaldada por grandes grupos de lujo y fundaciones privadas. Esa sinergia entre cultura, comercio y lujo ha convertido a la ciudad en uno de los centros más estables y atractivos para el mercado de alto nivel.
El fortalecimiento de París refleja una tendencia más amplia: el mercado se orienta hacia aquellos lugares donde confluyen el capital, la inversión en cultura y unas condiciones fiscales favorables. En este contexto, nuevos polos están ganando protagonismo. La región del Golfo se ha vuelto estratégica, no solo por la llegada de grandes ferias como Frieze Abu Dhabi o Art Basel Qatar, sino también por la fuerte inversión cultural impulsada por los gobiernos y la abundante liquidez disponible. Al mismo tiempo, Italia se perfila como otro foco de atracción: la reducción del IVA sobre las ventas de arte al 5 % ,el más bajo de Europa, y el marco fiscal ventajoso para residentes extranjeros están atrayendo a muchas de las grandes fortunas que antes se establecían en Londres. Milán, en particular, se consolida así como un nuevo punto de encuentro para galeristas, coleccionistas y asesores que buscan operar en un entorno más competitivo dentro de la Unión Europea.
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Courtesy of Art Basel
En este tramo del año, el mercado del arte avanza con paso firme, aunque sin euforia. La búsqueda de novedades ha dado lugar a una confianza más selectiva; los compradores se apoyan en relaciones consolidadas y los galeristas prefieren la solidez a la sorpresa. Es un tiempo de ajustes, no de retrocesos: el mercado se reorganiza, redefine prioridades y se adapta al nuevo ciclo económico y político.
Más que de recuperación, puede hablarse de resistencia y adaptación. El arte sigue siendo un refugio, pero también un reflejo del capital y de las dinámicas globales. En un contexto incierto, la estabilidad ha pasado a ser el verdadero signo de fortaleza. La temporada de subastas de noviembre en Nueva York dirá si esta tendencia se mantiene o si el mercado empieza a tomar otro rumbo.
*Imagen de portada: Gagosian. Pierre Paul Rubens. Cortesía de Art Basel.

