LAS LÍNEAS DE FE DE STEFAN BRÜGGEMANN, EN CASA DE MÉXICO
Stefan Brüggemann (Ciudad de México, México, 1975) desembarca en Casa de México con Dos líneas (fe), una serie que se entiende como instalación y que parte del impacto y la aparente simplicidad expuesta para desarrollar el concepto de la herencia y sus satélites. El artista conceptual mexicano se sirve para ello del poder que reflejan los símbolos, la religión y la historia, elemento que despliega, a veces de manera explícita, en sus obras de gran formato.
Cinco lienzos componen la exposición comisariada por Mathieu Copeland, de los cuales cuatro presentan una cobertura de hoja de oro y uno con plata, elementos materiales de enorme carga simbólica dentro de la iconografía más vinculada a lo colonial, a lo que se suma la fuerza de cruces que, trazadas con aerosol, parecen irrumpir para reforzar el concepto de lo religioso, como más evidente, pero también del choque cultural y su unidad posterior.
La historia se antoja vital también en la comprensión conceptual, siendo, si cabe, también reflejadas de manera evidente en los años que forman los títulos, referencias inevitables a esos momentos claves que otorgan personalidad al conjunto de la instalación. La cita de San Agustín en el cuadro central y la disposición de espejos en las partes superiores de cada lienzo en referencia al deseo de San Pedro de ser ejecutado de manera invertida abogan, de nuevo, por la simbología más aceptada como vehículo de esa historiografía, a pesar de que esta haya sido intervenida con técnicas más propias de lo urbano y contemporáneas.
Dos líneas (fe), por Stefan Brüggemann puede verse hasta el 17 de noviembre en la Fundación Casa de México en España, calle de Alberto Aguilera, 20, Madrid (España).