LA FÁBULA DE LOS NARCOHIPOPÓTAMOS, POR CAMILO RESTREPO
La doble problemática surgida por la adquisición en la década de los 80 de varios hipopótamos en una de las tantas excentricidades del traficante Pablo Escóbar es el punto de arranque de una fábula que, entre lo trágico y lo cómico, ha conseguido hilvanar con una narrativa gráfica y conceptual muy acertada Camilo Restrepo (Medellín, Colombia, 1975). Con Cocaine Hippos Sweat Blood, el espectador se enfrenta a esta surrealista historia desde sus inicios hasta el presente de la mano de un figurativismo que aparca lo académico y lo técnico en aras de una mayor concordancia estética y relacional con la de la locura que trasmite la propia historia.
Si el hecho del que se parte en sí es puede parecer onírico, lo cierto es que el problema de los denominados «hipopótamos de la droga» se ha convertido en un caos de primer orden. Se yergue como interesante de esta historia la sublimación de los entresijos y de la sátira con la que Restrepo fluye sobre el relato. Partiendo de un mural de múltiples papeles en el que se recorre la historia general del hipopótamo como animal, el colombiano accede al empleo de figuras y personajes pop, así como a una abundante iconografía actual para identificar nuevos elementos en su investigación conceptual donde el trasfondo, lo invisible, cobra especial protagonismo.
De este gran marco seminal, que de por sí contiene elementos que abogan por un sinfín de lecturas que el visitante deberá reconocer, han germinado nuevas historias, derivadas que cobran vida propia para ahondar más en detalle en cada uno de esos puntos que el artista considera esenciales para entender lo esperpéntico. Las series de dibujos con juegos visuales semánticos nos llevan a la apropiación en el sentir colectivo de la imaginería y las palabras, haciéndolas familiares e, incluso, recurriendo a ese factor de nostalgia casi infantil con el que ver, desde el punto de vista de la inocencia, la tragedia, alentando así ese tira y afloja en lo tragicómico.
El problema ecológico también tiene cabida. Recientemente, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca firmó el decreto para la erradicación de los hipopótamos de Pablo Escobar, más de 250 en su último censo, y que se ha convertido en un quebradero de cabeza. Las especies invasoras, segunda causa de erradicación de fauna endémica en el mundo, tienen en estos artiodáctilos un nuevo ángulo para Restrepo. ¿Cómo eliminarlos? Con la idea peregrina en mente de dinamitar las ballenas varadas, el artista reivindica lo absurdo como solución en una pieza de videoarte sucinta, corta, pero tremendamente visual y explicativa, y que se complementa con el visual habitual del videojuego, contando y restando vidas, como si de un marcador para resolver la problemática se tratase.
Más allá de lo explícito que puedan resultar algunas de las representaciones de Restrepo, su propuesta impacta de lleno por su aparente simplicidad narrativa, apoyada por la gestión de las numerosas técnicas que despliega y que llegan a sorprender por el descubrimiento de nuevas historias que, siendo reales, parten de lo excéntrico, ese mismo concepto que permite que esta fábula juegue con todos nuestros sentidos.
Cocaine Hippos Sweat Blood puede verse hasta el 30 de octubre en Galería La Cometa Madrid, calle de San Lorenzo, 11, Madrid (España).