DA–LI–LA: LA MALEABILIDAD DE LO FIJO
Del blanco yeso a los coloridos textiles, Dalila Puzzovio (1942, Buenos Aires) supo apreciar los cuerpos rotos y vestir los vivos. Mientras unos destruyen, otros construyen se titula una de sus fotografías, frase que atraviesa su gran carrera artística.

El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires presenta Dalila Puzzovio: Autorretrato, una retrospectiva ambiciosa de su vasta obra, desde sus primeros pasos hasta su trabajo más reciente. Pino Monkes, jefe de Conservación del museo, y Patricio Orellana, curador del mismo, se encargaron de su curaduría.
Se despliega en la primera sala el trabajo informalista de los años sesenta, un cuarto gobernado casi enteramente por el blanco y negro. Se hace evidente en esta década la obsesión de Dalila por el yeso ortopédico, el cual le permite comprender y situar la mirada en el contorno del cuerpo, lo que anticipará su trabajo con la vestimenta.
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Dalila Puzzovio. De la serie “Cáscaras”. Copia de época C.1963. Fotografía por Santantonin. Gelatina de plata sobre papel fibra, 10 x 15 cm
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Dalila Puzzovio. De la serie “Cáscaras”. Afiche. Publicidad de la exposición “Cáscaras”, Galería Lirolay, Buenos Aires, Argentina. Copia de época C.1963. Impresion Offset sobre papel obra, 10 x 15 cm
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Dalila Puzzovio: Autorretrato en el Museo de Arte Moderno, 2025
La artista ve en los restos de aquellos refuerzos y curadores de fracturas cuerpos de belleza, personajes en sí mismos, esculturas como extensiones del cuerpo. Encuentra en aquel material rígido la viveza de la expresión, un juego dibujado, el material fijo pero móvil, creador. La reconstrucción de los grandes corsets, piezas célebres de la artista, reúne lo que era Dalila y anticiparía lo que vendría después: permite exhibir su propia obra dentro de ella.
Luego llega el pop, el verde, amarillo, rosa, lo sintético, la doble plataforma, los medios, el happening. Y Dalila viste al pop. Las prendas que crea, algunas a partir de abrochadora y martillo, son audaces y memorables. Reinterpreta su imagen y su identidad, y es la moda la que le permite jugar con ambas. La artista propone la maleabilidad de nuestra persona a partir de la ropa, la libertad de cambiar nuestra piel, o de llevar nuestro nombre colgado en nuestros vestidos: Da- Li- La. Se trata de una cuestión lúdica pero poderosa, impactante. La artista se anticipa a los debates contemporáneos y los deja plasmados en su obra.
Dalila comprendió la moda, y es por eso que creó arte. Sus cientos de diseños diversos son testigos de la versatilidad de la artista, y de que no pierde su enfoque. No deja de lado el trabajo con el cuerpo, la identidad y el lugar de las mujeres. Sus trajes de textiles hechos a partir de los materiales rotos no hacen más que confirmar su ojo por aquello que podría ser olvidado, y lo convierte en algo bello y útil. Dalila encuentra en el siglo pasado la receta para crear a partir del desecho.
Es en su lugar más íntimo que finaliza la exposición de la artista, en la recreación de su departamento. Dentro de las cortinas, como si fuera una revelación, se encuentra su sillón, una televisión, unos peluches y varias fotografías. Quizás el verdadero autorretrato de la artista.
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Dalila Puzzovio: Autorretrato en el Museo de Arte Moderno, 2025
Dalila Puzzovio: Autorretrato permanecerá abierta hasta febrero del 2026, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350, San Telmo, Buenos Aires (Argentina).