KUITCA 86: LOS VESTIGIOS DE LA MATERIA

Por Violeta Méndez | abril 09, 2025

La sincera ficción construida por el artista argentino atrapa y roba la voz de quien va a verla. Honesta y cruda, desvela los rastros imborrables de la historia.

KUITCA 86: LOS VESTIGIOS DE LA MATERIA

En el Malba reposa inquieta la exposición Kuitca 86, una muestra que aborda la producción de Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961), ordenada en tres de sus series: Nadie olvida nada (1982), El mar dulce (1983) y Siete últimas canciones (1986). El recorrido, curado por Sonia Becce y Nancy Rojas, no deja descanso.

 

Una sala verde introduce la primera serie del artista, aquella creada en un contexto argentino de turbulencia y dolor, así como el mundo creado por Kuitca. Rústico, de pincelada seca y de color pesado. El espectador prefiere en esta sala cuidar el ruido de los pasos. Los personajes dan la espalda y esconden sus rostros, se encuentran vulnerables y temerosos; se acostumbran a espacios indefinidos de pinceladas desprolijas y movedizas, y  aún así el ambiente parece estar estático o perdido. La cama vacía de quien no volverá permanece abierta, espera. Nadie olvida nada y nada olvida nada, porque aquellos objetos vivos también contienen memoria.

Los personajes contenidos parecen despertar, dentro de espacios delimitados pero inmensurables, mudos. Puertas, paredes, escaleras, pisos; eternos. Son escenas teatrales, con temáticas dramáticas y trágicas, donde los objetos se borran y la materia chorrea. La mirada debe repasar varias veces la obra para descubrir los muchos elementos que el argentino decide ubicar dentro de estos escenarios tétricos.

 

Pareciera que solo fantasmas podrían coexistir con estos espacios, pero no, son personas. Se despliega de ellos la locura, la enajenación, la soledad. Las camas no abandonan sus obras, pero se incorporan otros objetos como las sillas, aquellos testigos de las consecuencias del accionar humano. Se desdobla en El mar dulce tal vez el mundo interno del artista, así como la crudeza del mundo en el que vivimos.

Aquellas figuras que se hicieron presentes, finalmente se desvanecen. Solo quedan los espacios como huellas de su presencia en Siete últimas canciones. “Yo miento, pero mi voz no miente”, escribe el artista en una de las piezas de la serie. Kuitca pinta los rastros que se dejan, los testigos de lo acometido. La obra sincera del hombre corrompido, un arte que no miente.

 

Kuitca 86 podrá verse hasta el 16 de junio de 2025 en el Malba, ubicado en Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina).

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