THE FIRE KEEPERS, EL MITO DEL FUEGO DESDE LA CURADURÍA DE RAÍZ MEXICANA

Por Álvaro de Benito | octubre 18, 2024

Abocados a una industria artística en la que cada vez más se aboga por seguir las líneas establecidas por las políticas culturales, siempre es reconfortante regresar a las temáticas de tesis, a entornos que beben de las fuentes sociales e historiográficas, claro, pero también de mitos y una antropología bien entendida. Puede profundizarse más en subtítulos y líneas o puede armarse un esqueleto, pero la visión general también puede ser una recompensa estos días.

THE FIRE KEEPERS, EL MITO DEL FUEGO DESDE LA CURADURÍA DE RAÍZ MEXICANA

Los curadores Lorena Peña Brito (Ciudad de México, México) y Eduardo Sarabia (Los Ángeles, EE.UU., 1976), quien se desdobla para la ocasión de su papel de artista, se han encargado de dotar de forma a las leyendas sobre el origen del fuego, de su acepción como creación y destrucción y de las múltiples formas con las que las culturas lo han abordado. Dentro de la amplia imaginería, los artistas seleccionados en la colectiva The Fire Keepers aportan sus visiones a través de diferentes técnicas, pero también adentrándose desde diversos ángulos y propuestas que ayudan a trazar sinergias entre dichas concepciones.

 

Si bien la intención inicial de mostrar el enfoque y la representación por varias culturas pudiera quedar algo difuminado por la presencia única de artistas mexicanos o relacionados estrechamente con el país, el resultado está más cerca de haberse conseguido gracias, precisamente, a la variedad iconográfica dispuesta en la sala. No obstante, puede hallarse en esa materialización el planteamiento cultural o antropológico, muestra de la variedad intrínseca de un mito casi universal al que se le ha barnizado de una mezcla feroz.

 

Desplegados por las paredes podemos alcanzar a entender la importancia de este mito y la versatilidad representativa de sus múltiples formas, desde el lenguaje de intensidad expresiva de las obras en papel de Marcel Dzama (Winnipeg, Canadá, 1974) a los óleos de Mariana Paniagua (Ciudad de México, México, 1994), más abocados a la gama monocromática del fuego, identidades que también acapara la obra expuesta de Julián Madero Islas (Ciudad de México, México, 1990). Destacan, por su expresividad e impacto, la enorme propuesta de lienzo y técnica mixta de Giovanni Fabián (Cherán, México, 1993), representando el lado cosmológico del elemento, o el sincretismo de Alejandro García Contreras (Tapachula, México, 1982) quien, con su escultura Pazuzu/María Magdalena consigue confrontar el mito narrado desde la mitología y la religión.

 

Por descontado, caben otras interpretaciones y técnicas que aluden a esa adaptabilidad de la leyenda, perfectamente expresada en el lenguaje urbano y pop de Christopher Myers (Nueva York, EE.UU., 1974), el ordenamiento circular en la madera de la serie Agüeros, de Circe Irasema (Ciudad de México, México, 1987), o el cromatismo distanciado, aunque perceptible en lo figurativo, de las obras de Lucía Vidales (Ciudad de México, México, 1986), Felipe Baeza (Guanajuato, México, 1987) o del cineasta Pablo Aldrete (Guadalajara, México, 1972).

 

La contribución de Eduardo Sarabia, además de la propia como curador, completa ese plano de visiones, añadiendo piezas ex profeso, como los acrílicos sobre papel Fire Keepers o Fire Visions o sus celebradas cajas y jarrones que, sin tener un elemento de unión perceptible con la teórica de la exposición, aportan cierto elemento estético, quizá como referencia a esa misma estética que se apodera de la humanidad desde el descubrimiento del fuego o como guardianes del mismo.

The Fire Keepers puede verse hasta el 8 de noviembre en VETA by Fer Francés, Antoñita Jiménez, 37-43, Madrid (España).

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