GÉNESIS Y RESONANCIAS BORICUAS EN REVOLÚ
El nacimiento de un nuevo colectivo siempre es una buena noticia, y lo es por varios motivos. Primero, por la existencia de dinámicas colectivas que aglutinan distintos puntos de vista y, después, porque, de una manera didáctica, contribuye a ilustrar y comprender las cartografías actuales del arte. Para el colectivo Revolú, formado por Andrés Meléndez (San Juan, Puerto Rico, 1996), Miguel Ángel Feba (San Juan, Puerto Rico, 1994) y Marcos Daniel Vicéns (Bayamón, Puerto Rico, 1996), su primera experiencia expositiva es fruto de una residencia artística en la que, casi a ciegas, han podido ir construyendo esos lazos específicos para partir desde lo individual y alcanzar la identidad grupal.
Horizontes boricuas: resonancias de la isla es la muestra de resultados de esa residencia promovida por Zapadores Ciudad del Arte y la Fundación Heriberto Nieves, de ese fluir de trabajo compartido y de punto de encuentro de tres artífices con sus líneas argumentales que, si bien distintas, comparten la comprensión y la idiosincrasia del territorio y la naturaleza como punto final. La muestra, dispuesta en el Museo La Neomudéjar de Madrid, aglutina ese todo colectivo, intercalando las propuestas de lenguaje de cada uno de los miembros de Revolú aunque, ante cierta imposibilidad expresiva (no así temática), podamos diferenciar claramente cada estilo. El total navega entre esos orígenes de especial atención hacia la biodiversidad y la geografía puertorriqueña, con la producción de obras conceptuales que aluden a la topografía y hacia el lecho marino y el propio océano.
Podría decirse que este marco creado por Marcos Daniel Vicéns y sus esculturas de resonancia marina da pie a la generación de un espacio de actuación, delimitando un mapa teórico y práctico que actúa como continente y sobre el que se explayan los lenguajes urbanos y naturales, acrílicos y orgánicos, de los otros dos componentes. Miguel Ángel Feba recoge ambos mundos con su técnica propia de pintura como material, aunque organizada como elemento orgánico en su soporte con el que llega al núcleo de una visión crítica de su entorno, mientras que Andrés Meléndez parece seguir ese mismo camino, aunque si bien su lenguaje es eminentemente urbano y hasta pop, su figurativismo alude al paisaje y la naturaleza.
Así, podemos entender estos resultados como la primer gran prueba del funcionamiento colectivo, indicando también la necesidad de ver ese conjunto creado como contenido y continente como una sola idea y que camina hacia la creación de una única identidad. Por el momento, su eje central alude a esas temáticas candentes, propias y comunes de varias de esas geografías que constituyen una reserva conceptual que está explotando y que se centra en la reinterpretación necesaria del recuerdo, el territorio y ese futuro que mira de reojo a la memoria.
Horizontes boricuas: resonancias de la isla puede verse hasta finales de agosto en el Museo La Neomudéjar, calle Antonio Nebrija, s/n, Madrid, España.