NACE EL INSTITUTO CÁDER DE ARTE CENTROAMERICANO (ICAC) DEL MUSEO REINA SOFÍA

Por Álvaro de Benito

El madrileño Museo Reina Sofía, en colaboración con la Fundación Museo Reina Sofía, refuerza su creciente implicación y estrategia de divulgación y estudio del arte contemporáneo latinoamericano con la creación del Instituto Cáder de Arte Centroamericano (ICAC), dedicado a la investigación y difusión del arte centroamericano.

NACE EL INSTITUTO CÁDER DE ARTE CENTROAMERICANO (ICAC) DEL MUSEO REINA SOFÍA

El instituto, promovido por el salvadoreño Mario Cáder-Frech, uno de los más reconocidos agentes en la gestión cultural, coleccionismo y divulgación del arte de Centroamérica y premiado el año pasado por la Fundación ARCO de España, pretende constituirse como un espacio en el que converjan líneas críticas de pensamiento, artistas e investigadoras que trabajen sobre la relevancia y posicionamiento del arte contemporáneo en y sobre Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, y con una especial llamada a las diásporas y su producción específica.

 

El propio Cáder-Frech comenta en la presentación de la iniciativa en el Museo Reina Sofía que uno de los principales objetivos es «asegurar que las voces de los artistas centroamericanos sean también parte del diálogo del arte contemporáneo» y que la colaboración de la pinacoteca española como socio en esta empresa es esencial, tanto por la experiencia en lo museístico como por los trabajos desarrollados en estas áreas.

La iniciativa se presenta ahora, pero hay que encontrar su génesis a comienzos de este siglo, con la creación de exposiciones y espacios en las sedes consulares de El Salvador en Estados Unidos. «Este es un proceso que viene de 25 años atrás —comenta Cáder-Frech—, cuando observé la necesidad que había en El Salvador y en la región de Centroamérica de apoyar a los artistas jóvenes, conceptuales, contemporáneos. No había una institución gubernamental que pudiera apoyar a los artistas a poder salir al extranjero y participar en bienales internacionales, y con varios amigos, hicimos una lista de todo lo que se tendría que hacer para poder llenar ese vacío».

 

Esa primera fase se prolonga durante una década, justo hasta la inauguración del MARTE, el primer museo de arte en El Salvador, donde el proceso se invierte, en cierta manera. «Empezamos a traer artistas internacionales y reconocidos a El Salvador, a que exhibieran en el museo —recuerda Cáder-Frech—, y que durante su estadía fabricaran sus obras en colaboración y con el apoyo de los artistas locales, para que empezaran a tener relación con artistas internacionales y ver cómo trabajaban. Era un intercambio cultural».

 

Sin perder de vista la lista de las necesidades, se desarrolla Yes! Contemporary (Young El Salvador), un programa sin fronteras y sin espacio físico que se enfoca en la diáspora salvadoreña el cual tiene algo de reflejo todavía en el ICAC: pretende mantener una línea concreta sobre las comunidades centroamericanas en otros países, pero también reivindica esa localización difusa: «Aprendimos de Yes! a llevar todo este proceso a una institución en el mundo, que fuera alguien que entendiera la importancia de que es un programa que tiene que existir en y para la región, sin importar dónde está físicamente. No importa dónde esté la sede, y el hecho de estar en una sede que tenga tentáculos y que sea contemporánea es lo relevante para que tengamos la infraestructura que te ofrece una institución», apunta Cáder-Frech.

El desarrollo del ICAC en Madrid obviamente mantiene cierto vínculo con lo iberoamericano, pero también debe entenderse como una oportunidad que no aboga «por tener una intención jerárquica» y más por apostar por un espacio «que construya conocimiento y que ayude a mirarnos entre instituciones de igual a igual», apunta Amanda de la Garza, subdirectora artística del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

 

Así, el ICAC contará con distintos programas de estudio y con un trabajo específico para aprovechar la conexión de las redes y sociedades internacionales, esos «tentáculos», como define Manuel Segade, director del Museo, y que permitirán afianzar la exposición y visibilidad del trabajo del Instituto y del arte contemporáneo centroamericano «como referencia de su tipo, ya que no existe actualmente nada similar para estudiar el arte de la región». El papel del Museo, además, se consolidará como promotor de diálogos y cooperación entre instituciones centroamericanas y globales.

 

También se desarrollará un programa de residencias dirigido a investigadores de origen centroamericano para profundizar, de primera mano, en las necesidades de las escenas del arte en la región, así como para definir y dibujar nuevas narrativas y análisis. Otro de los instrumentos con los que contará el ICAC serán las Colecciones y Biblioteca del Museo Reina Sofía, departamentos con los que se pretende un enfoque de adquisición, investigación y activación de la producción de artistas centroamericanos o de su diáspora incluidos o enmarcados en las Colecciones del Museo Reina Sofía.