AGUA, CICLOS Y TRANSFORMACIONES EN LA BIENNALE DI VENEZIA

Por Mercedes Abella | octubre 11, 2024

La Bienal de Venecia de 2024 se ha interesado profundamente por los temas cíclicos, con el agua como motivo dominante a través de las exposiciones. En resonancia con el título de Pedrosa para este año, «Stranieri Ovunque», vemos el agua como locus dominante para los temas del viaje, el patrimonio compartido y la fluctuación. En sí misma, el agua se ve (como recurso vital y como fuerza destructiva) en el eje de los pabellones que representan a Grecia, Francia y en la instalación en el Arsenale de Otero Torres, Aguacero. Estas exposiciones ahondan en la dualidad del agua: como dadora de vida y potencial destructora, como símbolo tanto de división como de conexión.

AGUA, CICLOS Y TRANSFORMACIONES EN LA BIENNALE DI VENEZIA

El pabellón francés exhibe obras del artista franco-caribeño Julien Creuzet, quien examina el agua como fuerza de conexión y poderosa anacronía cultural. Creuzet explora el papel del mar como portador de testimonios humanos y naturales. Este tipo de creación de significados transoceánicos es sinónimo de libertad interpretativa, representada en la naturaleza inmersiva de esta exposición. Escultura, vídeo y sonido envuelven al visitante con los ritmos de la confluencia. El agua se convierte en un canal, un lenguaje y una resistencia viva a la dominación occidental.

El título de la exposición Attila catarata tu fuente a los pies de las verdes cumbres acabará en el gran mar abismo azul que ahogamos en las lágrimas mareales de la luna evoca la profundidad de la paradoja, e ilustra el carácter poético irreductible de Creuzet. Amalgama referencias al imaginario colectivo de Martinica, a las fuerzas de la naturaleza y a la mitología romana; concibiendo así un mundo dentro del mundo.

 

 

 

El pabellón griego, titulado Xirómero / Dryland, concibe del agua como recurso disputado y símbolo de división. La instalación de sonido y vídeo explora cómo la escasez de agua exacerba las tensiones geopolíticas y los conflictos territoriales. El carácter agrícola subraya la disparidad entre identidad compartida y propiedad privada, utilizando la naturaleza cíclica del agua como recurso continuamente negociado. El tema de la irrigación subraya el conflicto de la sequía, aportando una lectura global a la instalación.

Aquí, el agua no es serena, sino agitada. Objeto de competición, el agua representa la supervivencia. A lo largo de las obras de vídeo y la instalación de objetos agrícolas, el sentido de comunidad se contrapone al agua como barrera. Se produce así un desplazamiento esencial de lo particular a lo universal, de lo local a lo extranjero.

Aguacero de Otero Torres es una instalación efímera y site-specific. Esta pieza compleja y estratificada se inspira en la arquitectura vernácula de la comunidad Embera, que vive junto al río Atrato y, sin embargo, enfrenta dificultades para acceder a agua limpia y no contaminada (Carneiro 2024). Esta tragedia, y los esfuerzos colectivos realizados para superarla, representan la crisis global y creciente del clima, y el hecho de que las comunidades marginales son las más afectadas.

 

La estructura de la instalación representa la inventiva, pero también la fragilidad de la tecnología. Su título, Aguacero, confronta al espectador con el carácter físico de la injusticia medioambiental, poniendo de relieve el poder destructivo del exceso o la escasez de agua. Esta meditación, favorecida por los efectos sonoros del agua cayendo en cascada, hace eco del delicado equilibrio entre asombro e inquietud que el ser humano debe preservar en su relación con la naturaleza.

El agua, en sus diversas formas, funciones y flujos, evoca en la Bienal de Venecia 2024 un sentido de regeneración del significado, de conflicto y división, y de supervivencia. En cierto modo, lo que el pabellón griego expone, el francés lo redefine. Como en la instalación de Otero Torres, vemos al agua cambiando su forma y abriendo espacio para el conflicto y el diálogo. Siguiendo la trayectoria del agua a lo largo de la Bienal, vemos cómo se convierte en algo poético y político a partes iguales. La conversación es profunda; las fuerzas, urgentemente esenciales. 

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