SOL ECHEVARRIA + ESPACIO FAN: UN CRUCE DE LETRAS, LIBROS, OBRAS E IMÁGENES
Por María Galarza
Editora y curadora, Sol Echevarría creó Espacio FAN como una zona de cruce entre lo editorial y lo visual. Es ahí donde los libros se vuelven territorio de experimentación y las obras, formas de leer. Un proyecto que apuesta por la colaboración, el pensamiento crítico y la resistencia cultural en tiempos de repliegue.
¿Cómo surge Espacio FAN? ¿Con qué inquietud o necesidad nace el proyecto?
El proyecto nace de un cruce entre el mundo editorial y las artes visuales, mis dos pasiones por decirlo de algún modo. Yo estudié Letras y soy editora desde hace más de veinte años en diferentes proyectos. Mientras cursaba la carrera dirigí No Retornable, una de las primeras revistas digitales del país lanzada en 2005 que, si bien estaba enfocada en la literatura, el ensayo y las reseñas críticas, incluía una sección artes visuales curada por el artista Martín Legón. Actualmente codirijo una editorial llamada Excursiones dedicada a publicar ensayos escritos y visuales y, además, soy editora de la sección de arte de la revista Otra Parte.
En paralelo, ahondando en el terreno de las artes visuales, fundé junto con mi hermana Bárbara la galería Acéfala, de la cual me fui poco antes de la pandemia para profundizar en mi formación de artes: cursé el programa de artistas en la Di Tella y una maestría en artes en la UNTREF. Ese es mi punto de partida y el universo híbrido del cual se nutre el proyecto. Espacio FAN en sí toma cuerpo cuando mi hermana, quien forma parte de la comisión de AFFAIR, me invita a abrir un local en Galerías Larreta. Se trata de una suerte “galería de galerías” que aloja de forma permanente a quince espacios de arte que comparten inauguraciones simultáneas y acciones conjuntas. La propuesta me encantó y me pareció fundamental la posibilidad de ser parte de una iniciativa colaborativa, autogestionada y federal. Unirse y armar redes en el campo de la cultura es una estrategia de resistencia, teniendo en cuenta que estamos en un momento en el que las políticas estatales fomentan el individualismo y ponen en crisis los espacios culturales preexistentes.
¿Qué propuesta presenta Espacio FAN en esta edición de Pinta BAphoto?
Para esta edición de Pinta BAphoto, llevo a cabo la curaduría de la feria editorial, una exhibición de dos artistas cuyas obras cruzan el universo editorial con la fotografía y una charla en el foro sobre la tradición del libro como objeto cultural, así como su futuro.
En la feria editorial se va a poder ver un panorama del mundo editorial mediante la curaduría de diferentes proyectos que intervienen en la cadena de promoción y difusión del material gráfico. Participan Acervo, EMC, Feria de Fotografía, Freezer, IDLB, Oficina de Proyectos, Potenza y Simetría doméstica.
Para la exhibición elegí obras de dos artistas, Adriana Bustos y Hernán Soriano, en las que trabajan con libros y fotografías que, extraídos de su tiempo original, dejan de ser soportes de una “verdad” documental. Mediante sus montajes desafían tanto la linealidad temporal como lo unívoco de las lecturas ya que, al producir encuentros transversales, arman una nueva narrativa con los fragmentos del pasado. Socavan la idea de originalidad y de autoridad –sea la del Estado, la del archivo o la de la propia imagen– con un gesto que parece mínimo pero que reconfigura por completo la relación entre historia y memoria.
Y finalmente modero un recorrido por la Exhibición fundamental de arte en los libros de la poesía y la ficción, guiado por Belén Coluccio y Juan Cruz Pedroni. Y por El libro de las diez mil cosas, de la mano de Paula Fleisner y Virginia Buitrón. Dos proyectos que, además de pensar la relación entre los libros y las artes visuales, piensan nuestra cultura. ¿Cuáles son las estructuras editoriales del pasado que conformaron nuestra imaginación literaria? y ¿Existen líneas de fuga hacia prácticas imaginativas no antropocentradas?
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“Burning books” (Libros en llamas), obra de Adriana Bustos que se expondrá en
proyecto FAN en Pinta BAphoto 2025.
Espacio FAN aborda la edición como una forma de pensamiento visual. ¿Qué ocurre cuando el arte se desplaza hacia el formato libro?
Pueden ocurrir muchísimas cosas, diez mil cosas… eso es lo interesante. Para Pinta BAphoto estuve hablando con Claudia Fontes, una artista argentina que vive en Inglaterra. Ella es una de las fundadoras de La Intermundial Holobiente junto con Pablo Martín Ruiz y Paula Fleisner, quien va a estar en el FORO presentando El Libro de las Diez mil Cosas. Este proyecto artístico trabaja con el formato libro, a partir de imaginar cómo se podría leer un texto escrito hipotéticamente por una entidad no humana. Invitaron a siete artistas y siete escritores para crear una obra multidimensional y polifónica, en donde las imágenes y las palabras se reorganizan constantemente.
¿Hay algo de tu recorrido personal que haya marcado la forma en que pensás el arte desde Espacio FAN?
Me gusta mucho trabajar con artistas, ir a sus talleres, ahondar en su imaginario e intentar traer al espacio lo que en general no exhiben. Esa suerte de “lado B” de sus proyectos, que quizás no es la parte más espectacular y por eso permanece invisible, pero no obstante está en el centro de su obra. Me interesa explorar lo que tiene que ver con los procesos artísticos, lo que hace a una manera de imaginar el mundo y de habitarlo creativamente.
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“Pequeñas salientes”, exposición de Lucas Di Pascuale en FAN. Cortesía Hache
galería. Foto: Fabián Cañás
¿Qué preguntas te hacés para establecer diálogos entre los libros y el arte? ¿Cómo los unís?
Esos diálogos están siempre presentes. Las palabras y las imágenes son parte estructural de nuestra cultura y, por ende, no dejan de manifestarse. Es por eso que el proyecto de FAN tiene más que ver con una exploración, un descubrimiento, que una operación. O tal vez las dos cosas a la vez hacen que se produzca un encuentro.
Para explayarme en esta respuesta me gustaría ahondar en dos ejemplos que convoqué para esta edición de Pinta BAphoto 2025. La Exhibición fundamental de arte argentino en los libros de la poesía y la ficción, es un proyecto de la curadora Belén Coluccio y el historiador del arte Juan Cruz Pedroni, quienes parten del libro como artefacto para hacer foco en las ilustraciones o las obras reproducidas, poniendo en relación la imaginación literaria con las producciones de artistas visuales. Gracias a eso descubren que, durante la segunda mitad del siglo pasado, cuadros de pintorxs argentinxs se sobreimprimieron a colecciones de literatura para la clase media como parte de un programa de democratización cultural, emprendido por sellos como el Centro Editor América Latina (CEAL). Lo cual me lleva al segundo ejemplo. En el año 1980, plena dictadura militar argentina, se lleva a cabo la mayor quema de libros de la historia argentina en un descampado en Sarandí. Los editores del CEAL son obligados a fotografiar la destrucción de su trabajo para la causa judicial. Una de estas fotografías se exhibe en Burning Books (Libros en llamas), la instalación de Adriana Bustos que simula una biblioteca con varias publicaciones prohibidas y cinco fotografías de quema de libros en diferentes momentos históricos. Esta obra deja en evidencia que, a lo largo de los siglos, el libro ha sido a la vez refugio de memoria y objeto de persecución. Su potencia para diseminar ideas lo convirtió en herramienta de resistencia y, en consecuencia, en blanco de censura. Las artes visuales le permiten a la artista invertir esa ecuación simbólicamente.
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“Invocación”, exposición de María Gutiérrez en FAN. Cortesía Cosmocosa galería.
Foto: Fabián Cañás
¿Qué te interesa de los formatos híbridos o de los cruces en general?
El carácter híbrido, el cruce o la mixtura, obliga salirse de los límites que establece cada uno de los lenguajes para desgarrar su apariencia y sus estructuras conceptuales. Uno de los artistas que convoqué para exponer sus obras, Hernán Soriano, trabaja específicamente con este desplazamiento a través de la copia como recurso. Cuando interviene libros antiguos y fotografías revela que ninguna imagen es idéntica a sí misma. La copia es siempre creación artística, movimiento, invención. Con un pantógrafo –esa suerte de araña de madera que amplía o reduce las imágenes con precisión de máquina– distorsiona rostros anónimos capturados por la cámara o hace que personajes históricos que jamás coexistieron, como Catalina II y Pedro el Grande, reproducidos a partir de dos páginas arrancadas de un tomo de Tiempos Modernos, se fundan en un beso.
¿Cuál pensás que es el valor hoy de publicar?
La publicación de libros de arte implica necesariamente un diálogo entre el mundo editorial y el artístico. Un espacio híbrido donde la escritura se inscribe en la obra y la obra se transforma. Considero que cada publicación es no sólo valiosa como documento sino como pieza en sí misma capaz de reinterpretar, expandir y multiplicar la llegada a diferentes públicos y escenarios. Impreso, accesible y en un formato transportable, el objeto libro sale de los circuitos en los que suele exponerse el arte contemporáneo para irrumpir en librerías, bibliotecas, mesas de trabajo o habitar espacios domésticos, pudiendo así acercarse a un público diverso de lectores, críticos, libreros, bibliógrafos e investigadores, entre otros posibles destinatarios.
*Foto de tapa: Retrato Sol Echevarría en “Esquema”, exposición de Jorge Macchi en FAN. Foto: Tadeo Bourbon cortesía Sol Echevarría.

