EL ARTE AMAZÓNICO PERUANO A TRAVÉS DE LA COLECCIÓN HOCHSCHILD CORREA
La Colección Hochschild Correa presume de ser la colección privada más completa de arte contemporáneo de la Amazonía peruana. No obstante, durante más de una década, esta se ha ido construyendo sobre unos fondos variados y nada restringidos, lo que ha permitido aglutinar las diversas tendencias y técnicas que se realizan hoy en día en la región, con un foco de diálogo y cierta pátina relacional entre las obras que la componen.
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Amazonía Contemporánea, el título con el que parte de la colección se exhibe en el madrileño Museo Lázaro Galdiano, nos permite adentrarnos en esa prolífica producción, trenzando sus bases antropológicas y estéticas para comprender las realidades del ecosistema artístico. Trazar líneas políticas sobre una geografía amplia puede tener sus riesgos. Asumamos que la división de estados modernos sobre la cartografía indígena es una aberración en sí misma, pero puede estar justificado si lo que se valora es la relación con la herencia colonial o la fuerza para mantener la identidad de cada comunidad.
Comisariada por Christian Bendayán y Luis Pérez Oramas, la muestra recorre la actitud y evolución del arte peruano reciente producido en la Amazonía a través de la obra de artistas de distintas generaciones, lo que facilita también la comprensión de las inquietudes, temáticas y técnicas, así como su poso cultural. Se percibe también la idea de unificar un criterio locativo, aglutinando las propuestas más enraizadas en lo primigenio con los procesos más urbanos.
Ahí se concentran las temáticas, las técnicas naturales que emplea Chonon Bensho frente al empleo de otros materiales más artificiales para dar vida a unas obras que, inherentemente, mantienen la cohesión con el territorio y apuntan a las distintas formas de concebir la cosmografía y el cosmocentrismo. En esa creencia propia, las obras de Smith Churay o Enrique Casanto acuden al imaginario propio, sin préstamos, más puro en lo esencial, mientras que Luis Martínez Dávil plantea el sincretismo religioso como identidad, quizá no tan primigenia, pero igualmente validada por la historia.
Obviamente, el recorrido deja espacio para la reflexión sobre los trasvases de la estética y sus maneras de representación. La importancia de la naturaleza y sus patrones y cómo se entienden estos dentro del sistema más primigenio podrían chocar contra las evidencias que, cada vez más, reiteran que parte de los movimientos contemporáneos occidentales encontrasen sus raíces en esa esencia original. El fauvismo y la geometría abstracta reconocen su hallazgo en las técnicas pictóricas oníricas y de contenido mágico, pero obras como las de Pablo César Amaringo Shuña o Dimas Paredes, por el primero, o las de Olinda Silvano o Mary Rodríguez, por el segundo, plantean si, en la actualidad, el sentido de la dirección es único.
La Amazonía peruana conforma en su arte más actual un mundo enriquecido y enriquecedor, que aboga por un resultado unido por los elementos ancestrales y por la historia vivida (y ahí sí que cobra sentido la división geopolítica) y que se debate entre el funcionalismo y la estética y que reivindica esa conjunción con lo natural, con la espiritualidad y lo exuberante, con ese mundo que, ya sea con los bordados, las maderas o las fotografías, apuntan a una misma dirección con múltiples aristas historiográficas y, sobre todo, de base antropológica.
Amazonía Contemporánea. Colección Hochschild Correa – Perú puede visitarse hasta el 6 de abril en el Museo Lázaro Galdiano, Serrano, 122, Madrid (España).