LOS SISTEMAS IDENTITARIOS DE NÉLIDA MENDOZA

Por María Galarza

Nélida Mendoza es una artista que nació en Paraguay, pero vivió en diversas partes del mundo, incluido Argentina e Italia. Presenta la exhibición Fuerte Olimpo y otras historias en la galería K / Arte y Naturaleza en la semana del arte de Pinta Sud | ASU 2024.

LOS SISTEMAS IDENTITARIOS DE NÉLIDA MENDOZA

¿En qué sentido sentís el viaje y la migración influye en tu trabajo?

 

Yo nací prácticamente en una valija porque toda la familia era de Asunción y después fuimos exiliados políticos en Buenos Aires, Argentina. Ya en los años 80 me fui primero a Roma donde estaba mi hermana, y después a Carrara, en donde viví 15 años para trabajar la piedra. Vivo en Sicilia desde 1993 y me muevo entre Palermo y la zona de Taormina.

 

El viaje me despierta curiosidad: es lo más importante, mi imagen de investigación. En un inicio la atribuí a un concepto identitario porque mi madre era la mujer de un exiliado, vivía en su casa sin mucha vida social y su deseo más grande siempre era volver a Asunción a ver a sus padres. En la casa se vivió ese sentimiento que luego se trasladó a la investigación: siempre busco una imagen lejana, de algo que está a kilómetros de distancia.

 

Viviendo en Argentina, mi familia siempre volvía a Asunción, y eso significa tantas cosas, íbamos a lo de mis abuelos. No teníamos una casa nuestra, íbamos de casa en casa, que luego se transfirió a mi identidad: no me cuesta mudarme. Es más interesante e importante –siempre le digo a mis alumnos– tratar de comer cualquier cosa, investigar, estar abiertos, dormir en cualquier lado, conocer, escuchar y ver cómo algunas cosas para nosotros son tácitas y en realidad para otros no lo son.

 

Estar abiertos a nuevas experiencias…

 

Más que nada un diálogo de interpretar al otro. Y eso se transfiere a la imagen, eso que produzco es un contenedor de distintas identidades, distintas cosas que recuerdo. El mundo es rico de personas, tenemos que entender que lo que estamos tratando de decir se puede decir de distintas maneras.

¿Podrías hablar sobre tu participación en la red siciliana de estudio del paisaje sonoro y cómo esta experiencia ha influido en tu trabajo?

 

La hemos fundado en Sicilia con Stefano Zorzanello que es un músico italiano y que ha trabajado siempre en la base de las experimentaciones que hizo Murray Schafer sobre el paisaje sonoro, músico del grupo de Fluxus. Él sobre todo trató de concientizar a las personas para saber escuchar con un sistema ecológico de escucha.

 

Se inicio este proyecto con pocas cosas y hoy es algo internacional, al que recurren muchos artistas. En la región se utiliza muchísimo este tipo de mecanismos más que nada por el volcán, también porque es una isla que tiene mucha circulación de gente, entonces se experimenta desde ahí. Alessandro Aiello también proviene de ahí, pero él se dedica más a la atención y sonido de las palabras más asociadas a un contexto social y político. 

 

Yo trabajo con experimentaciones contemporáneas, con gente más joven de cualquier parte del mundo en donde me encuentro. Yo recojo imágenes y sonidos y les doy ese material de lo que tengo para que los otros vayan interpretando estas situaciones.

¿De qué se trata tu propuesta “Fuerte Olimpo y otras historias” para esta edición de Pinta Sud Asu en la galería K Arte y Naturaleza?

 

Años atrás, el arquitecto Anibal Cardoso Ocampo trabajaba sobre un proyecto de restauración del Fuerte Borbón que se encuentra en la ciudad de Fuerte Olimpo, al norte de Paraguay, límite casi con Bolivia. Se trata de un fuerte precioso, abandonado, que no ha sido restaurado. Allí pude ver otro tiempo, en donde la naturaleza es inminente, el río es una autopista; pero después el sistema de vida que tienen allí, el modo de comunicarse, también es distinto. Me llamó mucho la atención el lugar entonces pensé en hacer un proyecto sobre Fuerte Olimpo.

 

Entonces el proyecto nació con Fernando Moure –el curador de la galería K /Arte y Naturaleza– con quien yo había trabajado en otras ocasiones.

 

La frontera es una tracción para mí. Un sistema de tracción, fronteras en donde la temperatura sube dependiendo si podés pasar o no. Las imágenes presentadas en esta muestra se elaboran con un sistema de sound design, más que la imagen es el sonido que está representando algunos valores: el hecho de esperar, las ansias de si vas a poder pasar o no, los diálogos en el ómnibus, el último tramo de Argentina en donde se empieza a escuchar la radio de Asunción y mi madre se emocionaba. Cuenta con la colaboración de Alessandro Aiello y Juanchi Franco.

 

Toda la exposición está recorrida por diez audios –es un paisaje sonoro– que acompaña una escultura un site-specific que yo hice con acero amarillo. El amarillo tiene gran protagonismo en esta exhibición porque las paredes del muro de Olimpo están “invadidas” por los panales de las abejas. La gente saca las piedras del muro para conseguir un poco de miel. Y también porque viajamos en un aeroplano muy temprano a la mañana donde el sol invadió el avión y ese fue mi imagen inicial.

Además, en la década de 1980 doné una escultura "Margina" en mármol de Carrara, a la ciudad de Asunción. Luego de diversas peripecias, esa escultura llega a la Manzana de la Rivera, donde actualmente está situada.

 

La Galeria K|Arte y Naturaleza, para esta muestra, se ha hecho cargo de traer desde Buenos Aires, una serie de mis obras, contemporáneas a esta "Margina" de mármol. Estas obras llegaron de Italia a Buenos Aires, varios años atrás. Entonces, quisimos darle un espacio a este relato de "obras que deambulan" y serán expuestas en una de las salas de la galería con un video documental que cuenta esta especie de viaje de las obras de Carrara a Asunción.

¿Cómo ves el juego de la naturaleza con las nuevas tecnologías? ¿Están contrapuestas?

 

No, no las contrasto. Me apasiona conocer las nuevas tecnologías. Me parece esencial trabajar en colaboración y co-participación, que es difícil. Todo lo que sea nuevo me apasiona, pero provengo de otras generaciones donde el pensamiento y los modos de razonar tenían otras estructuras, pero siempre puedo colaborar para una nueva visión. Trabajo con muchos jóvenes en la universidad y ese diálogo me apasiona. Pero pienso que siempre hay que ir con atención al insertarse en nuevos sistemas, porque estos no se descuelgan de los viejos, no hay tal aislamiento de lo nuevo con lo viejo. Y hay que prestar atención a qué cosas se pierden en el camino.

 

¿En qué idioma pensás?

 

Me lo pregunté siempre, no lo sé. Últimamente vengo todos los años a Asunción, entonces hablo más en español, pero el tema es que soy siempre una extranjera cuando se trata de la lengua: es una frontera muy difícil de pasar. Yo tengo mucha mezcla entre el español, italiano e inglés. A mí no me molesta, basta que me entiendan y yo entender, pero en las identidades cada vez es más importante. En la instalación de “Olimpo y otras historias” utilizamos algunos sonidos de cosas que yo me he grabado pensando y hablo en español, pero mezclo muchísimo.

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