YUYO GARDIOL: “ME GUSTA PENSAR QUE LOS ESPACIOS FÍSICOS SON PUNTOS DE PARTIDA Y NO ANCLAS”
Desde 2012 como espacio de artistas y 2018 como galería, CRUDO maneja espacios expositivos, participa en ferias y además gestiona y colabora con programas de residencias, coleccionismo y talleres de artistas. En diálogo con Arte al Día, la directora y artista Yuyo Gardiol, cuenta el origen y la trayectoria del espacio.
¿Cuál fue el motor de arranque y los primeros objetivos?
Hacía muy poco me había recibido de Licenciada en la Escuela de Bellas Artes de la UNR. Mis hijos eran muy pequeños y necesitaba un espacio de taller fuera de mi casa y mi vida hogareña.
En ese momento me la pasaba haciendo clínicas, buscando un poco mi eje de cómo continuar luego de los estudios. Siempre cuento que en una clínica con Rafael Cipolini, leímos un capítulo, de un libro de estrategias de guerra, donde el capítulo se titulaba “Quemar naves”. Luego de esa lectura, prendió en mí la fuerte idea de que si no lo daba todo nunca iba a lograr mis objetivos.
Productora y gestora nata, tres meses después estaba inaugurando Viamonte artes y afines. Mi primer espacio autogestionado en una casa que un par de años después se convirtió en la sede física fundacional de Crudo.
Lo fundamental esos años iniciáticos fue generar un espacio de encuentro entre pares, un lugar que servía de excusa para proponer y hacer todo lo que teníamos ganas y sobre todo, todo lo que me gustaba que sucediera y no estaba sucediendo en la ciudad y creía que hacía falta.
Fueron años muy experimentales y divertidos. Hacíamos muestras, residencias, charlas descontracturadas, ciclos de cine, recitales, instancias de formación (donde los docentes se convocaban a partir de las necesidades de los artistas participantes y no al revés como suele suceder). Hacíamos ferias de arte accesibles, festivales, viajes y fiestas increíbles e inolvidables.
Creo a la distancia que el motor inicial fue el deseo y la pulsión por el hacer. Y los objetivos, construir comunidad, generando un espacio de experimentación y formación.
Aclaración: En realidad CRUDO, tiene dos sedes, en una funciona exclusivamente la galería, que cuenta con 3 salas de exposición (1 en planta baja y 2 en planta alta), sumado a una 4ta sala de trastienda, y en la segunda sede, funcionan los talleres de artistas, y el taller de residentes. Ambas están muy cerquitas entre ellas en el centro de Rosario.
Nacida y basada en Rosario, CRUDO se distingue por su ethos federal. ¿Qué destaca a Rosario entre otros focos artísticos del país? Y, ¿cuáles son algunos beneficios de trabajar en un equipo con experiencias en otras provincias?
Rosario es una ciudad cultural maravillosa. Históricamente fue un semillero de artistas y lo sigue siendo. Hay una tradición artística muy rica. Geográficamente, estar tan cerca de Buenos Aires, pero no ser Buenos Aires no es para nada un detalle menor.
El perfil federal es afinidad pura. Nunca fue algo premeditado.
Yo no soy Rosarina, quizás eso tenga que ver (porque el rosarino es extremadamente endogámico jajaja). Nací en San Carlos, un pueblo de la provincia de Santa Fe. Hice mis estudios secundarios en la Ciudad de Santa Fe, la facultad me trajo a Rosario y el amor y mis hijes nacidos aquí, me unieron más a ella.
Mi primer proyecto en 2009, (antes de Crudo y Viamonte), fue Residencia Móvil, proyecto que consiste en conformar un grupo de máximo 15 personas (artistas, gestores, curadores, coleccionistas) y viajar a conocer una escena artística determinada. La producción y programación de dichas residencias, hasta el día de hoy es una de las cosas que más disfruto, requieren de muchísima investigación, estudio y logística. En esas pesquisas fui conociendo a muchos artistas con los que nos hicimos amigos, comenzamos a compartir ideas, miradas y luego comenzamos a trabajar juntos y hoy son parte del staff de la galería.
Me gusta pensar que los espacios físicos son puntos de partida y no anclas. Crudo tiene mucho de mi espíritu pulpo nómade. Sus sedes físicas son rosarinas, pero sus acciones exceden esos límites. Suelen adaptarse, convivir y parasitar espacios e instituciones amigas. Porque disfrutamos mucho el trabajar en equipo, compartir, aprender de las experiencias, crecer colectivamente y en comunidad.
Teniendo en cuenta los programas de residencias, de Taller Compartido, y otras instancias de conexión y formación para artistas, ¿dirías que tienen una mirada más centrada en la producción que en la venta? ¿Cuál es la ventaja de esto?
Hoy en día Crudo son dos proyectos distintos que se retroalimentan. Diría que la mirada está centrada en la producción y venta.
Por un lado la formación y producción (que como notas nos encanta!), como artistas gestores que somos, disfrutamos estar en la cocina de la obra. Estamos permanentemente en contacto con nuevos artistas, proyectos y colectivos. Amamos la capacidad inútil y antisistema del arte. Pero a ningún artista le sirve acumular obras en su taller. Es por eso que en 2018 abrimos la galería. Proyecto donde claramente el objetivo es vender. Y es importante diferenciarlos porque sus objetivos son distintos.
Conformamos un staff de artistas a los que representamos. Desarrollamos una programación anual que se planifica con hasta 2 años de anticipación. Y participamos de ferias nacionales e internacionales, porque entendemos que el mercado es uno de los engranajes fundamentales del sistema del arte.
La ventaja es la combinación de ambos proyectos. Somos muy exigentes y nos gusta estar en todos los detalles. Sabemos que para un artista es clave tener un espacio de taller y que llevar a un cliente al taller del artista es una experiencia única. Entonces, trabajamos en todas esas capas.
Nuestro staff se compone de artistas que conforman una identidad nacional. Muchos de los artistas con los que trabajamos deciden no vivir en Buenos Aires porque el territorio que habitan es fundamental para su obra. Nos enamoramos de los procesos creativos comprometidos en consolidar sus universos, ampliando producciones sólidas y contundentes. De poéticas conceptuales, contemporáneas y políticas.
Residencias CRUDO: ¿por qué es importante promover el desarrollo de las residencias de artistas? ¿Hay algún aspecto de estos programas que CRUDO quiera resaltar?
Las residencias son para muchos artistas la posibilidad de correrse de la rutina y enfocarse plenamente en sus obras. Para que una residencia sea posible el artista debe desplazarse a un espacio que no es el cotidiano ni el propio, debe tener la posibilidad de salir de su mundo habitual e interactuar con otro contexto. Es allí, donde se generan los diferentes diálogos y encuentros, ya sea con compañeros de residencias, tutores o habitantes de una comunidad, así como un entorno, una cultura o un paisaje/medio distinto.
Pero al mismo tiempo, este diálogo y este encuentro, es nutritivo en ambas direcciones, tanto para la escena anfitriona como para el artista huésped. Las obras de los artistas residentes se enriquecen, al mismo tiempo que la comunidad que lo recibe, se ve estimulada con este encuentro.
En tal sentido, las residencias hoy en día son muy importantes como espacios de pensamientos, producción e incluso formación. Para esta idea federal del arte que tenemos desde CRUDO es fundamental, porque es un modo de poder encontrarse en las diferencias y en las particularidades. Fomenta la heterogeneidad en convivencia y la posibilidad de hacer menos rígidas las estructuras diarias.
Para la galería también es fundamental, en el sentido, de que muchos de los artistas que trabajamos, los conocimos en instancias de este tipo. Es decir, no hacemos residencias pensando en sumar artistas a la galería, pero en este tipo de encuentros surgen vínculos o personas con los que uno encuentra afinidad y continua trabajando.
Es evidente que CRUDO se desenvuelve constantemente en diferentes redes con otras galerías, con programas en ferias y circuitos, y diversas cooperaciones a nivel social y comercial. ¿Qué buscan específicamente con los programas de coleccionismo “La Medici” de 2023 y “Fragmentos de un discurso amoroso” de 2021?
Construir redes y comunidad, inicialmente fue un gesto intuitivo y natural.
¡Somos parte de esto, hagamos cosas juntes! Con los años, ese gesto ya es una actitud consciente, una militancia.
Soy una gran promotora de construir asociaciones, activaciones colectivas, de compartir toda la información posible. Porque estoy convencida del trabajo colectivo para hacer crecer el sistema del arte. Si el mercado del arte crece, los beneficios serán para todes, por esta razón es importante trabajar en equipo.
Los programas como La medici o Fragmentos de un discurso amoroso, son parte de esas acciones que buscan ampliar y llegar a nuevos públicos. Acercar el arte contemporáneo a la vida de tantos que miran y dicen no entender; no saber; no conocer y por lo tanto no animarse a entrar.
Si partimos de la base de que todos somos potenciales compradores de arte, que todos podemos disfrutar de contemplar una obra en nuestro hogar, que todos podemos ser interpelados por el arte, solo es cuestión de activar el deseo. Mi hije mayor por ejemplo, cuando tenía 9 años, compró su primera obra con sus ahorros, ¡un Gastón Herrera divino!. Viviendo en una casa donde todo lo que se hacía, miraba y hablaba era arte, obviamente, el deseo de que sea suya fue muy claro y natural. Además, él sabía que se podía comprar. Algo que parece muy obvio, pero muchas veces el público no sabe que las obras están a la venta.
Y como dijo la querida Fernanda Aquere en uno de los encuentros de La Medici este año “Nadie compra lo que no conoce”. ¡Hay que trabajar en eso!
CRUDO es una de las seis galerías invitadas a la sección Fuera de Foco en Pinta BAphoto 2023, con curaduría de Bárbara Golubicki. Allí exhibirán obra tuya y de Juan Ignacio Cabruja: ¿Cómo se utilizan el juego con la luz y la experimentación con soportes en relación al espíritu de Fuera de Foco?
En la obra de Juan Ignacio Cabruja, citándolo: la luz, ilumina, alumbra, señala una situación que queremos poder estudiar. El fuera de foco se relaciona con la imposibilidad de ver qué hay detrás de eso, una pérdida de la imagen, imágenes que intentan resguardar momentos preciados se pierden por la falta de foco, quedando memorias difusas. Paradójicamente, si miramos una fuente de luz de forma directa nos cega y daña la vista, pero al ponerle filtros difusores nos permite ver su morfología de una manera más amable.
Y mis obras, son fotografías de mi piel que tomó colocando la cámara del celular a muy poca distancia, y la luz hace que esa imágen, fuera de foco por la cercanía, se tiña de los colores que me rodean. Me gusta pensar que somos tan permeables al entorno que hasta la piel puede cambiar de color. Estas fotografías las imprimo en satén, la tela aporta un brillo especial, muy sensual y atmosférico que termina de completar y producir la sutileza que me interesa generar en cada pieza.