PINTA LIMA 2025: ENTUSIASMO, CALIDAD Y UNA ESCENA QUE SE CONSOLIDA
Esta ha sido mi primera visita a Lima (y espero que sea la primera de muchas), y lo he hecho para participar en Pinta Lima 2025, una vivencia profundamente enriquecedora. Desde la inauguración hasta el cierre, la feria estuvo llena de vida: salas repletas, conversaciones animadas, encuentros inesperados. La energía que se respiraba era la de una ciudad que se toma en serio su lugar en el mapa del arte contemporáneo latinoamericano.
La feria tuvo lugar en la elegante Casa Prado de Miraflores y reunió a 43 galerías de 15 ciudades. La mayor proporción, como es natural, provenía de Lima (13 galerías), seguidas por Argentina y Chile. También fue notable la presencia de galerías que operan en más de un país o incluso en distintos continentes, como Ginsberg + Tzu (Lima/Madrid) o Galerie Younique (Lima/París), un signo claro de que algunas galerías peruanas comienzan a operar en el mismo nivel internacional que sus pares globales, una tendencia cada vez más visible en los principales centros artísticos del mundo.
Había propuestas para todos los gustos, y también para distintos niveles de presupuesto: desde obra gráfica accesible por unos cientos de dólares hasta piezas de alta gama. Una de las más destacadas fue Quipus Rouge – 3 de Jorge Eduardo Eielson, presentada por la Galería Héctor La Rosa, especializada en maestros del arte moderno y pioneros del arte contemporáneo en la región. Con un precio de salida en las seis cifras —uno de los más altos de la feria—, reflejaba el alto nivel de las obras presentadas. Eielson, junto con Emilio Rodríguez Larraín, Jorge Piqueras, Fernando de Szyszlo y Alberto Guzmán, forma parte de la llamada “generación del 50”, clave para entender el desarrollo del arte moderno en el Perú. Por otro lado, David Herskovitz —artista estadounidense que vivió en Perú y se integró plenamente en su escena artística— destaca como una figura singular dentro de esta narrativa. En 2025 se conmemora el centenario del nacimiento de Piqueras, Szyszlo y Herskovitz, lo que da aún mayor relevancia a sus obras en esta edición de la feria.
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Jorge Eduardo Eielson. Quipus rouge 3, 1971. Acrílico y tela anudada sobre panel. Medidas 100 x 100 cm. Galería Hector de la Rosa
Este diálogo entre artistas históricos y contemporáneos es precisamente una de las grandes virtudes de ferias como Pinta Lima: ayudan a contextualizar lo actual y a trazar una genealogía del arte de hoy, generando lecturas más ricas y profundas sobre lo que vemos en las salas.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue el entusiasmo generalizado: el de las galerías limeñas, que estuvieron todas presentes; el de los proyectos jóvenes que buscan abrirse camino; y también el de un público muy activo, curioso, con ganas de ver, aprender y comprar. A eso se sumó una importante presencia internacional: coleccionistas, curadores y profesionales del arte de distintos países, muchos de ellos invitados dentro del sólido programa VIP, que combinaba las visitas a la feria con recorridos por estudios, museos y espacios culturales de la ciudad, permitiendo a los coleccionistas internacionales una inmersión completa en el contexto local. En total, más de 15.000 personas visitaron la feria, dando cuenta del creciente interés que despierta la escena artística limeña.
Igualmente decisivo fue el papel de un núcleo consolidado de coleccionistas peruanos, muchos de ellos estrechamente ligados al MALI (Museo de Arte de Lima). Su respaldo constante —al museo, a las galerías y a la propia feria— se manifestó no solo en su presencia, sino también en sus adquisiciones y en el conocimiento que aportan. Este coleccionismo local, informado y comprometido, es un pilar fundamental para el desarrollo de una escena artística sólida, capaz de proyectarse dentro y fuera del país.
La curaduría general estuvo a cargo de Irene Gelfman, quien propuso un programa con una clara vocación regional, articulado en varias secciones —desde la principal hasta propuestas más experimentales como RADAR, NEXT o Video Project—, y que incluyó también un homenaje muy acertado a la artista peruana Teresa Burga.
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Homenaje a Teresa Burga en Pinta Lima 2025
El FORO de este año fue otro de los grandes aciertos. Las charlas y presentaciones estuvieron llenas, con intervenciones de figuras clave en la construcción del discurso curatorial global, como Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía, y Pablo León de la Barra, curador del Guggenheim con enfoque en América Latina. La presencia de representantes de museos internacionales de máxima relevancia en el arte contemporáneo no solo aportó perspectiva y rigor, sino que también contribuyó a poner en valor la escena peruana actual. Su participación evidenció cómo Pinta Lima está ayudando a visibilizar el arte peruano en discursos institucionales globales y a posicionar la feria como un punto de encuentro relevante para el pensamiento curatorial de nuestro tiempo. También formaron parte del programa la coleccionista e historiadora del arte Catherine Petitgas y especialistas locales, que ofrecieron lecturas profundas sobre los desafíos y oportunidades del arte en Perú y en la región.
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Pablo León de la Barra, Sharon Lerner y Manuel Segade en el FORO de Pinta Lima 2025
Los resultados comerciales acompañaron esta efervescencia: según la organización, las ventas fueron constantes y se aceleraron hacia el cierre, con una notable circulación de obras y la participación tanto de compradores privados como institucionales, así como de nuevos coleccionistas. Se sintió que había coleccionismo serio, tanto nacional como internacional, y eso es una señal clara de madurez. También se anunciaron premios, como el EFG Latin America Art Award —que este año ganó Ishmael Randall-Weeks—, y se lanzó por primera vez el Concurso Audi/Pinta Lima, enfocado en las artes visuales peruanas.
Pinta Lima ya no es solo una feria: es una cita obligada para cualquiera que quiera entender lo que está pasando hoy en el arte contemporáneo en Perú. Una semana intensa, diversa y profundamente enriquecedora.
La próxima edición de Pinta Lima ya tiene fecha: del 23 al 26 de abril de 2026, nuevamente en Casa Prado.

