PANAMÁ ART WEEK: CLAVES DE UNA SEMANA PARA EL ARTE CONTEMPORÁNEO CENTROAMERICANO

Por María Sancho-Arroyo, especialista en mercado de arte

Panamá irrumpe, por primera vez, en el radar del mercado del arte contemporáneo, no desde la lógica de las transacciones inmediatas, sino como un nuevo nodo en construcción dentro de una red regional aún en desarrollo. La iniciativa de Pinta —más conocida por su impulso al arte latinoamericano a través de ferias y plataformas en ciudades como Miami, Buenos Aires y Lima, así como sus recientes Art Weeks en Asunción— ha servido como catalizador para articular los distintos actores del arte en el país: artistas, galerías, coleccionistas y profesionales del ámbito institucional.

PANAMÁ ART WEEK: CLAVES DE UNA SEMANA PARA EL ARTE CONTEMPORÁNEO CENTROAMERICANO

Más allá del dinamismo inmediato de su programación, la PanamÁ Art Week apunta a objetivos de largo plazo que exceden lo expositivo. La articulación entre actores públicos y privados, la generación de nuevos públicos, el posicionamiento de la ciudad como destino turístico-cultural y la creación de redes entre referentes locales e internacionales son algunos de los beneficios estratégicos que busca consolidar esta plataforma. También se apuesta al fortalecimiento del mercado de arte local, a la diversificación de la oferta cultural y a la incorporación de espacios de formación y reflexión que conecten al ecosistema panameño con sus pares regionales. Este enfoque integral es lo que permite pensar la Art Week no solo como un evento, sino como una herramienta de desarrollo estructural para la escena artística.

 

El gran acierto de esta primera edición ha sido precisamente el formato: no una feria en sentido tradicional, sino una Art Week distribuida en distintos espacios, que favorece el recorrido, la conversación y el reconocimiento de los agentes locales. Para un contexto como el panameño —sin una infraestructura comercial consolidada ni una visibilidad internacional establecida— este modelo resulta más estratégico. La lógica no fue la comercialización directa, sino la creación de capital simbólico: visibilidad, vínculos, validación institucional y legitimidad profesional, elementos imprescindibles para construir mercado a medio plazo.

Cabe destacar también el respaldo del sector público, particularmente del Ministerio de Cultura. La apertura oficial de la Panamá Art Week 2025 contó con la presencia de Maruja Herrera, Ministra de Cultura, y tuvo lugar en la Ciudad de las Artes. El evento incluyó diversas performances con la participación de alumnos y profesores de las escuelas nacionales de danza, música y artes plásticas, marcando un inicio simbólico que reafirmó el compromiso institucional con la cultura contemporánea. Este apoyo fue visible desde el primer día y se mantuvo, aunque de manera más discreta, a lo largo de todo el programa. Esta colaboración institucional resulta esencial para dotar de legitimidad y sostenibilidad a iniciativas de esta naturaleza, y refuerza la necesidad de mantener una articulación continua entre los esfuerzos privados y las políticas culturales del Estado.

 

Un ecosistema aún pequeño, pero con actores activos

El panorama artístico panameño sigue siendo reducido en términos de mercado, pero cuenta con artistas sólidos, algunas galerías consistentes y un incipiente coleccionismo contemporáneo. La mayoría de los artistas destacados —como Brooke Alfaro, Isabel De Obaldía o Cisco Merel— gozan de reconocimiento local y regional, pero enfrentan las barreras habituales de salida al mercado internacional. En este sentido, la reciente participación de Panamá en la Bienal de Venecia 2024 con un pabellón nacional fue un punto de inflexión: visibilidad institucional, validación curatorial y una narrativa país que puede ser apalancada por agentes del mercado.

La Art Week sirvió para dar continuidad local a esa presencia internacional, con visitas a estudios, recorridos por galerías y encuentros con coleccionistas. La agenda —bien equilibrada entre actividades para profesionales y eventos abiertos al público— permitió que los distintos actores del sistema se vieran, dialogaran y comenzaran a pensar en estrategias comunes.

 

Galerías, fundaciones y escena emergente

Aunque el número de galerías comerciales en Panamá es reducido, estuvieron presentes todas las que realmente definen la escena local. La selección destacó por su diversidad y profesionalismo, reflejando una comunidad artística en consolidación, con propuestas bien articuladas y coherentes. Proyectos como NG Art Gallery, Mateo Sariel, Arteconsult o Yaco Art Gallery presentan una combinación sólida de artistas establecidos y emergentes. Un espacio particularmente interesante es DiabloRosso, definido por su fundador Johann Wolfschoon como “una galería comercial sin fines de lucro”. Combina actividad de mercado con un fuerte compromiso con la escena emergente local, y opera más como una plataforma de apoyo que como una galería tradicional en sentido estricto.

Fundaciones como Los Carbonell o Casa Santa Ana cumplen una función clave: aportar recursos, infraestructura y visibilidad a la producción artística, sin necesidad de retorno comercial inmediato. Este tipo de filantropía cultural es aún incipiente en la región, pero puede convertirse en uno de los pilares del ecosistema si se consolida con continuidad, compromiso sostenido y objetivos alineados con las necesidades del sector artístico.

 

Instituciones y apoyo privado

A nivel institucional, el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá (MAC Panamá) es el principal referente de arte contemporáneo en el país. Fundado en 1962 como el Instituto Panameño de Arte (Panarte) y transformado en museo en 1983, el MAC es una organización no gubernamental sin fines de lucro. Aunque es una entidad privada, su misión es de servicio público y se orienta a la promoción del arte contemporáneo panameño y latinoamericano. Su sostenibilidad depende en gran parte del apoyo de empresas, instituciones y particulares. La reciente apertura de un segundo espacio en el Casco Viejo refleja una clara voluntad de expansión y mayor visibilidad, en línea con el crecimiento de su colección y programación.

Otros museos, como el Museo del Canal - que ha comenzado a incorporar arte contemporáneo en su agenda y actualmente exhibe las obras presentadas en el pabellón de Panamá durante la Bienal de Venecia - o el Museo de la Mola, centrado en la cultura visual del pueblo Guna, amplían el espectro institucional y diversifican los discursos presentes en la escena local.

 

En este contexto, el impulso del sector privado —tanto a través del coleccionismo como del patrocinio corporativo— emerge como un factor clave para el desarrollo del arte contemporáneo panameño. Un ejemplo de ello es el ya mencionado MAC, que es en esencia una iniciativa privada, sostenida por su Junta Directiva y liderada por figuras como Antonio Murzi, uno de los coleccionistas más activos del país. Además de presidir la institución, Murzi abrió su colección al público durante la Art Week, evidenciando cómo el coleccionismo puede traducirse en apoyo estructural a las instituciones y en oportunidades concretas para los artistas. Pero no se trata de un caso aislado. Otras colecciones privadas, menos visibles, pero igualmente comprometidas, comienzan a jugar un papel relevante.

 

A ello se suma el apoyo de entidades como el banco Mercantil, que no solo ofreció sus espacios para encuentros profesionales (FORO), sino que también presentó su propia colección. Esta implicación empresarial va más allá del patrocinio puntual: representa una apuesta estratégica por consolidar un entorno en el que el arte contemporáneo pueda crecer con mayor estabilidad y proyección.

Visibilidad internacional, debate y proyección futura 

Un punto clave de la semana fue el Foro de Pinta Panamá Art Week, concebido como un espacio de reflexión crítica sobre las escenas artísticas contemporáneas de Centroamérica y el Caribe. Coordinado por Mónica E. Kupfer —historiadora del arte, crítica y curadora con una sólida trayectoria en la región— el foro reunió a expertos e invitados especiales para debatir sobre los desafíos y oportunidades del arte en el contexto regional. Kupfer, cofundadora de la Bienal de Arte de Panamá y cocuradora del primer pabellón nacional en la Bienal de Venecia 2024, ha sido una figura clave en la consolidación del pensamiento curatorial en el país. Su liderazgo aportó profundidad y coherencia a esta instancia de diálogo, que se consolidó como un espacio estratégico para generar ideas, conectar actores y proyectar nuevas agendas para el futuro del arte panameño.

 

Uno de los logros más relevantes de la Panama Art Week ha sido precisamente su capacidad para atraer atención internacional. La presencia de curadores, coleccionistas y periodistas de América Latina y Europa reforzó el alcance regional del evento. Pero, más allá de esa visibilidad, lo esencial es que Panamá comienza a construir una narrativa propia dentro del mapa del arte global: no como mercado consolidado, sino como escena emergente con identidad, ambición y voluntad de articulación.

 

El reto, a partir de ahora, será sostener esa energía más allá del evento. Convertir la Art Week en una plataforma de desarrollo continuo: promover residencias, fomentar adquisiciones, construir alianzas institucionales, y sobre todo, generar confianza en que Panamá puede convertirse en un nodo cultural relevante en Centroamérica.