MÓNICA KUPFER: “NO BASTA CON EXPONER EL ARTE, HAY QUE ESCRIBIR SU HISTORIA”

Por María Galarza

Desde hace más de cuatro décadas, Mónica Kupfer investiga, escribe y produce exposiciones que buscan contar una historia del arte panameño y centroamericano que aún está en construcción. Fue una pieza clave en la primera edición de Pinta Panamá Art Week, donde coordinó FORO, un espacio de discusión regional que reunió artistas, curadores, coleccionistas e instituciones.

MÓNICA KUPFER: “NO BASTA CON EXPONER EL ARTE, HAY QUE ESCRIBIR SU HISTORIA”

La producción artística de un país –y una región– no se sostiene sola. Hace falta trabajo, archivo, instituciones y una mirada atenta. Mónica Kupfer lleva años haciendo eso desde la curaduría, la crítica y la investigación. Fundó y dirigió la Bienal de Arte de Panamá y fue co-curadora del primer pabellón nacional en la Bienal de Venecia. En la primera edición de Pinta Panamá Art Week –que sucedió a finales de mayo del 2025, coordinó FORO, un espacio de conversación entre profesionales del ámbito artístico. En diálogo con Arte al Día, repasa hitos, preguntas y desafíos de una práctica sostenida en el tiempo.

 

¿Cómo evolucionó tu visión curatorial a lo largo de los años, desde tus primeras exposiciones hasta proyectos recientes?

La primera vez que curé una exposición importante fue en 1983. Se trataba de una retrospectiva del reconocido pintor panameño Juan Manuel Cedeño (1915-1997), en los recién inaugurados espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Panamá. La investigación se apoyó en abundante material primario: documentos, entrevistas, fotografías, entre otros. Cedeño fue una figura central en el arte y la docencia panameña, pero solo había tenido una exposición individual en vida, en 1955.

 

Han transcurrido muchos años y múltiples experiencias curatoriales, pero mi interés por el enfoque histórico se mantiene. Me motiva curar exposiciones que contribuyan a documentar la historia del arte, tanto desde lo individual —la trayectoria de cada artista— como desde una perspectiva nacional y regional. Mi formación doctoral en Historia del Arte ha sido, sin duda, una guía constante en ese sentido.

 

Por otro lado, he tenido el privilegio de conocer y acompañar a artistas emergentes, cuyas carreras he visto evolucionar a lo largo del tiempo. Disfruto esa exploración del arte más reciente, con todas sus posibilidades y promesas, así como el reto de mantenerme actualizada. A través de las ocho ediciones de la Bienal de Arte de Panamá (celebradas entre 1992 y 2008), tuve la oportunidad de impulsar las trayectorias de artistas que, en su momento, aportaron propuestas renovadoras al arte nacional.

 

Fuiste co-curadora del primer pabellón de Panamá en la Bienal de Venecia 2024. ¿Qué significado tuvo este debut para vos y para el arte panameño?

Haber sido co-curadora junto a Ana Elizabeth González —directora y curadora en jefe del Museo del Canal— y formar parte del equipo, con personas tan valiosas y creativas como Mariana Núñez Haugland y Luz Bonadies, que hizo posible la presentación del primer pabellón nacional de Panamá en la Bienal de Arte de Venecia fue una experiencia incomparable y un punto de inflexión en mi carrera. Implicó un esfuerzo inmenso, pero valió la pena en todos los sentidos. El pabellón recibió más de 45,000 visitantes, probablemente más que cualquier otra exposición de arte panameño en nuestra historia.

 

Representó un logro extraordinario para el arte y el nombre de Panamá. Fue valioso presentarnos ante el mundo desde la cultura, con artistas notables y obras que abordaban un tema de relevancia global como la migración. En el extranjero, solemos ser conocidos por el Canal de Panamá, pero esta exposición demostró que nuestro país tiene mucho más que ofrecer en el ámbito cultural.

¿Qué lugar ocupa la memoria histórica en el arte panameño actual, y cómo dialoga con lo contemporáneo?

Panamá es una nación con apenas 122 años de independencia, y durante gran parte de ese tiempo albergó una colonia norteamericana en su territorio. Formamos parte de la Gran Colombia en el siglo XIX, y antes fuimos colonia española. Nuestro papel como punto de tránsito entre el norte y el sur del continente, y entre dos océanos, ha marcado profundamente nuestra identidad. La búsqueda de un sentido identitario sigue siendo un tema central para nuestros creadores, ya sea en las artes visuales, la literatura o el teatro, y probablemente lo seguirá siendo en el futuro.

 

¿Qué posición piensas que ocupa la figura del curador hoy en el contexto centroamericano, especialmente en Panamá?

La figura del curador representa un aporte esencial para el desarrollo de las artes en Panamá y Centroamérica. Durante gran parte del siglo XX e inicios del XXI, nuestros países han carecido de una infraestructura cultural robusta. En este contexto, los curadores —tanto institucionales como independientes— han jugado un rol clave en la promoción del arte: organizando exposiciones, realizando investigaciones, impulsando bienales, fomentando intercambios internacionales, y produciendo publicaciones y archivos sobre el desarrollo artístico regional.

 

Los actores culturales de esta región merecen ser admirados por su dedicación a instituciones artísticas, la curaduría de colecciones y la creación de redes de colaboración, trabajo que suelen hacer con recursos muy limitados. Aunque hemos avanzado en Panamá y la región, las personas que se dedican a la curaduría aún no reciben el reconocimiento ni la compensación que merecen.

¿Qué nuevas perspectivas se habilitaron desde FORO en relación con la curaduría, el coleccionismo o el rol de las instituciones?

A pesar de la cercanía geográfica, los actores culturales de Centroamérica cuentan con pocas oportunidades para reunirse, intercambiar ideas y compartir conocimiento sobre la región. El FORO de Pinta Panamá Art Week ofreció un marco ideal para ese encuentro: reunió a curadores, gestores, coleccionistas y artistas, incluyendo visitantes internacionales con escaso conocimiento previo del arte centroamericano.

 

Entre los participantes se encontraban expertos de renombre como Gerardo Mosquera, Julia Morandeira, Juan Canela, Ana Elizabeth González, María Sáncho-Arroyo, Emiliano Valdés y Sofía Villena Araya. También participaron coleccionistas, y directores de galerías y fundaciones panameñas como Nivaldo Carbonell, Johnny Roux, Antonio Murzi y Johann Wolfschoon. Estuvieron representadas instituciones como Teorética de Costa Rica, la Fundación Cader de Arte Centroamericano en el Museo Reina Sofía en Madrid, y la colección de arte del Grupo Mercantil; y de Panamá, el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo del Canal, la Fundación Los Carbonell, la Fundación Casa Santa Ana y la galería Diablo Rosso.

 

No cabe duda que Pinta Panamá Art Week propició discusiones intelectuales y facilitó la creación de nuevas redes de intercambio y colaboración. En cada una de las presentaciones contamos con una gran cantidad de público, personas que mostraron interés en los múltiples temas, desde el mercado del arte y el coleccionismo, hasta la curaduría del arte latinoamericano desde diversos puntos de vista.

¿Con qué sensaciones y reflexiones te quedaste luego de Pinta Panamá Art Week? ¿Hay alguna charla en FORO que destaques?

Pinta Panamá Art Week generó un momento de gran entusiasmo para las artes en el país. Desde la inauguración en la Ciudad de las Artes del Ministerio de Cultura, hasta los encuentros informales entre coleccionistas, artistas y curadores, se vivió un ambiente vibrante. Las exposiciones en las principales galerías del país crearon un circuito dinámico y ofrecieron a los artistas panameños la oportunidad de mostrar su obra tanto al público local como a visitantes extranjeros.

 

El FORO, compuesto por cuatro encuentros en tres días, dinamizó el diálogo entre ponentes y asistentes. Las salas estuvieron a capacidad, tanto en el MAC Panamá como en el Centro Cultural de España, el auditorio de Mercantil y el Museo del Canal.

¿Qué desafíos te entusiasman hoy como curadora e investigadora?

¡La lista es larga! Hay mucho por investigar, escribir, curar y exponer. La historia del arte en nuestra región requiere seguir siendo documentada, ya sea en libros, medios digitales o nuevos formatos que el futuro nos depare. No basta con exponer el arte, hay que escribir su historia. Es necesario continuar generando proyectos, exposiciones nacionales y regionales, así como estudios que den espacio tanto a artistas reconocidos como a aquellos históricamente marginados.

 

Actualmente, estoy escribiendo un libro sobre una selección de obras de artistas panameños en la colección permanente del MAC Panamá, la principal institución artística del país. Fundado como Instituto Panameño de Arte en 1962 y transformado en museo en los años ochenta, el MAC ya suma más de sesenta años de existencia, por lo que resulta urgente producir una publicación que difunda su acervo tanto a nivel local como internacional.

 

Además, este año participaré en el coloquio "Diálogos del Istmo", organizado por el Centro Espacio Arte en torno al tema "Reconfigurando el canon: Nuevas rutas del arte latinoamericano" que está despertando mucha expectativa. Tendrá lugar en septiembre y contará con expertos de Guatemala, México, Paraguay, España, Estados Unidos y Panamá.